‘El Cruzado Aragonés’ ha querido conocer cuál es el trabajo de Andrea Bau, técnico de adicciones en Cáritas Diocesana Barbastro Monzón. Esta institución ha realizado 110 consultas –no personas– en lo que va de año.

¿Cómo está la situación actual en Barbastro y qué papel juega Cáritas aquí?

El Ayuntamiento tiene una mesa de prevención de adicciones desde 2010 de la que forman parte agentes técnicos: desde técnicos de asociaciones como guardia civil o policia. Venían haciendo actuaciones de prevención y, en 2016, se solicitó a Cáritas un técnico para elaborar un plan de prevenciones con ideas de abrir un Centro de Prevención Comunitaria. A raíz de la elaboración de este plan, Cáritas vio que no solo aquí en Barbastro existían estas necesidades, sino que en otras localidades también. Entonces crea el programa propio: Programa de Prevención de Adicciones Barmon. Con ello se trata de promover hábitos de vida saludable a raíz de habilidades o herramientas que minimizan cualquier tipo de adicción. Nuestro rango de actuación se centra en todas las comarcas que pertenecen a la diócesis. En Barbastro tenemos especial presencia porque hay ese convenio de colaboración con el Ayuntamiento. 

¿Se podría decir que la tendencia es ascendente y las adicciones se han incrementado en los últimos años? 

Sí, sí. Aunque las adicciones ya existían, en Barbastro, el objetivo del Ayuntamiento era poder crear este plan para abrir el CPC, porque, aquí en la zona, cada vez que había una persona con problemática de adicciones, el lugar de referencia era Monzón. Pero para esta comarca y para todas. Barbastro pretendía abrir puertas con un CPC para cualquiera que tuviera problemas de este tipo fuera atendido en la localidad. 

¿Cómo suele ser el perfil de las personas que tratan?

De todas las edades. Suelen llegar cada vez más jóvenes por temas de pantallas y videojuegos. En el caso de que sean alumnos de primaria, trabajo con los padres primero. Normalmente, poniendo pautas y orientaciones en el ámbito familiar es más que suficiente. Luego hay casos más severos que hay que trabajar con el menor en cuestión. 

Los móviles están normalizados en el día a día. ¿Es más complicado detectarlo? 

La parte más difícil de mi trabajo es el hecho de que entiendan que ese mal uso les genera dependencia. El uso de pantallas favorece el aislamiento; el dejar de tener contacto con amigos. 

¿Cuál es el problema más común que les llega? 

Las pantallas y las redes sociales es lo más frecuente. En cuanto a apuestas, hace un par de años estuvimos con los alumnos de FP a hacer una sesión porque los profesores valoraban que hablaban mucho de esto en clase. Hicimos una sesión de prevención. A título individual sí que trabajo con alguna persona que hace apuestas pero cuesta más que llegue.