La suspensión de las fiestas de la Natividad de Nuestra Señora ha vuelto a llenar de tristeza a los barbastrenses. Quienes tampoco podrán celebrar la festividad ni organizar actividades, y lo vivirán con especial pena, son las peñas recreativas de Barbastro. Por segundo año consecutivo, tendrán que conformarse con vestirse de blanco y azul y esperar hasta el año que viene para disfrutar de «la mejor semana del año».
Para ese momento, que todavía queda lejos, en la Pómez esperan «hacer algo sí o sí aunque es lo mismo que se decía el año pasado». Su presidenta, Lucía Semitiel, no quiere jugársela a hacer una comida entre los peñistas pero tampoco habrían obtenido permiso. Son 60 socios anuales pero en fiestas llegan a los 300. «Todos tenemos muchas ganas de celebrarlas pero no vamos a hacer nada porque a muchos les das la mano y te cogen el brazo», asegura.
Por lo que sí apuesta Semitiel es por reinventar el modelo de fiestas: «Haría más cosas en la calle. Tenemos interpeñas que estamos siempre ahí metidos. Yo tiraría más a la calle que realmente tienes más distancia porque el ambiente de las fiestas está ahí». Llegaron a plantear la distribución de las peñas por las plazas de Barbastro, «pero es un riesgo y solo falta que pase algo». Lo que pide la presidenta es «un poco más de colaboración por parte de el Ayuntamiento». Porque, al final, «las peñas son las que mueven las fiestas».
En el punto de mira
Jesús Pardina y Laura Santiago, de la peña FBF, han planteado un álbum digital «para recordar fotos de las fiestas de años anteriores». No obstante, asegura Jesús que es algo simbólico porque están todas las peñas igual: «No podemos hacer nada porque el riesgo no merece la pena, es preferible esperar un año más y montarlo mucho mejor que precipitarnos». Laura, por su parte, aunque indica que tiene «muchas ganas» de celebrar las fiestas, es consciente de la capacidad de movilización que tienen. «Las peñas estamos en el punto de mira. A nada que hacemos algo viene mucha gente y más después de dos años sin nada. Por eso a Las Veladetas va mucha gente. Las entradas han volado», reconoce.
La peña FBF tiene 50 socios anuales y durante la semana de fiestas de Barbastro llegan casi a los 400, una de las peñas más grandes. Estos dos años de parón han retrasado la celebración del quinto aniversario de la peña. «Tenemos muchas actividades pensadas», añade. «Llevo dos años muy motivado pero soy pesimista. La pandemia nos ha cambiado la vida», lamenta Jesús, explicando que una peña tan pequeña como la suya ha sobrevivido gracias «a un colchón de años anteriores y de que la persona que nos alquila el local es comprensivo».
Responsabilidad y prudencia
La Peña Ferranca es la más antigua y la que más socios aglutina: fundada en 1956 y con 350 socios anuales, llegando a 550 en fiestas. Su presidente, Alfonso Satué, aboga por la responsabilidad porque «para lo bueno y para lo malo somos muchos y hacer una comida ahora mismo no es viable». «Una opción era organizar mini conciertos gestionados por una peña. Lo que pasa que controlar a la gente cuando llevamos casi dos años sin salir sería muy complicado», explica. La Ferranca cuenta con la suerte de que el local es de su propiedad y no tienen deudas.
Además, no ganan dinero: el beneficio lo reinvierten. «Estamos saneados pero eso no significa que vayamos sobrados. Hemos intentado reducir el gasto al mínimo y dejamos de cobrar la cuota anual. Para los demás gastos podemos ir tirando pero si la situación durase mucho más se nos resentiría mucho. Hay otras peñas de Barbastro que lo están pasando mal», confiesa. Afirma que «el mejor pronóstico es que el año que viene haya fiestas» aunque lo ve «como una utopía».
Los ánimos “muy flojos”
Jerzy Vera, de la Peña 96º Grados, lamenta que haya generaciones que se vayan a perder los míticos pasacalles y carrozas que realiza su peña. Normalmente organizaban algún concierto pero este año ni se lo han planteado: «Lo que hacíamos era recaudar dinero con la barra y las cenas con mesas largas. Este año es imposible. Además de contratar seguridad, técnicos, etc. Es mucho trajín». El ambiente en la 96º Grados es de cansancio por la situación y de conformismo.
«Los ánimos están un poco flojos. No queremos perder los pasacalles, nos dolería que no puediésemos mantenerlos. Pero es cierto que juntarnos sesenta es un poco locura», señala. Destaca Jerzy el gran trabajo del Ayuntamiento con el Patronato de Fiestas, las peñas y las asociaciones de vecinos. «Aun con todo hay aspectos que no a todos le gustan. Con interpeñas fueron haciéndose cosas muy chulas. Hay que dejar a los jóvenes que hagan sus cosas pero con paciencia. Las peñas de Barbastro tiene mucha vida».
Más consenso entre las peñas de Barbastro y Ayuntamiento
La segunda generación de la Peña El Triangulé aboga por reinventar las fiestas. Kevin Gran y Javier Trallero tienen claro qué mejoras introducirían en el modelo actual de fiestas: «Lo fundamental es más consenso entre peñas y Ayuntamiento. Antes el Ayuntamiento te ponía esto y el resto de fiestas lo llenábamos las peñas. Tiene que cambiar. Aunque el nuevo gobierno no ha podido demostrar nada, tuvo mucha repercusión el cambio de interpeñas al recinto ferial. Es beneficioso que las fiestas estén en el centro, son solo tres días al año». Reclaman recuperar algunas propuestas de ediciones anteriores porque «hay mucho más ambiente por las calles y ahora está todo muy limitado».
Por otro lado, creen que no hubiera sido tan complicado cortar una calle para organizar una comida entre los peñistas. «Nos dijeron que bajo nuestra responsabilidad podíamos hacerla, echamos la instancia pero nos la denegaron. No sabemos por qué pero se contradijeron. Creo que hay más opciones que a dos semanas de las fiestas nos tengamos que buscar la vida. Si lo lógico es que en el exterior es todo mejor, no entiendo qué hubiera costado que de vez en cuando se pasease un coche de la policía para controlar que estuviesemos cumpliendo el aforo», indica Kevin. En El Triangulé viven momentos «de pena y frustración» porque la mayoría de los ingresos los tenían en fiestas. «Los únicos beneficios que teníamos los sacábamos en fiestas, en la barra de interpeñas y la lotería de Navidad. Si nos quitan dos, el resto es a base de la cuota mensual», señala Javier.
Esperando el año que viene
El presidente de la Peña SomonMas, José Manuel Barranco, asegura que la situación empieza a ser insostenible. «Llevamos un año y medio sin poder hacer actividades y sobrevivimos nada más que a cuotas. Los alquileres no dejan de cobrarse y vamos un poco justos», explica. Al igual que el resto de entidades, tuvieron una reunión con el Ayuntamiento pero no se tuvo ningún apoyo económico.
«Sí que nos dijeron que podíamos organizar eventos con aforos reducidos pero sin barra por lo que no teníamos ningún beneficio. Lo que nos ha salvado ha sido la lotería de Navidad», asegura José Manuel. Cree que si las fiestas hubieran sido en noviembre, se hubiera celebrado. “Esperamos con nuestra alma recuperar la fiestas de siempre para el año que viene“, señala.