El presidente del Colegio Oficial de Médicos de Huesca habla de la situación de la sanidad pública y, sobre todo, del Hospital de Barbastro
En una entrevista en Cope del Alto Aragón hace unos días, José Borrel, presidente del Ilustre Colegio de Médicos de Huesca, reflexiona sobre la sanidad pública española y pide a la clase política que trabaje en consenso para encontrar soluciones a medio y a largo plazo.
La semana pasada la doctora Verónica Calderero dimitió. Y esto causó muchas reacciones.
Sí, la verdad es que han sido excesivas y en parte, innecesarias. Por otro lado, se ha puesto de manifiesto un problema enquistado desde hace tiempo que no se abordaba. Pero me entristece que se lleguen a estos extremos porque de esta manera, estamos continuamente saliendo en medios de comunicación y eso no favorece ni al paciente, ni a la administración, ni a nadie. Al estallar el problema, la administración tendría que haber dicho: “Sí señores, sabemos que existe esta situación y estamos trabajando para solucionarla. Confiamos en resolverla pronto y agradecemos a todos los trabajadores de la unidad de oncología su gran esfuerzo”. Punto y final. En lugar de salir sembrando dudas. Pero bueno, es la práctica de los políticos. A veces hay que aplaudirles y otras veces hay que tirarles de las orejas; a ellos y a todos.
Dice que algunas reacciones fueron exageradas.
En parte era esto lo que quería decir. Esas reacciones no se hubieran producido si la administración hubiera reconocido la labor de los profesionales. Y, hubieran mostrado un poco de humildad. Eso se les ha olvidado un poco.
Respecto a oncología, ¿se trata de un caso puntual?
No. Pero no se circunscribe solamente a esta unidad. Se trata de un problema de la sanidad española. Hace un par de décadas, nos creímos que teníamos el mejor sistema sanitario el mundo. Desde entonces, todos los responsables políticos se han mirado el ombligo en exceso. Y la verdad, tras la primera crisis económica, la gran perjudicada fue la sanidad.
La sanidad conlleva una evolución tremenda. En pocos años todo lo que se está haciendo, todo lo que se está utilizando queda desfasado, y todos esos avances se frenan. Como consecuencia, hemos bajado muchos escalones en ese ranking de calidad asistencial. Y parece que no se quiere abordar. Pero si se quiere solucionar, debe realizarse de forma eficiente. Esta cuestión no lo puede resolver un solo partido, ni un solo gobierno, ni una sola legislatura y por supuesto, tampoco una sola comunidad autónoma.
El segundo punto de su comunicado habla sobre las causas de este problema, como el principio de equidad.
El principio de equidad viene porque realmente la asistencia sanitaria que estamos recibiendo los ciudadanos de las diferentes comunidades autónomas no es la misma. Una pena, pero es así. Entonces dices: ¿qué hay que hacer? ¿Cargarse las autonomías? Esto no me concierne a mí, pero sí decir que la asistencia sanitaria no es la misma.
Nos enfrentamos a un problema de estado que se tiene que abordar desde el gobierno central. Nuestras autoridades deben ser valientes y decir que está fallando algo, que nos estamos robando profesionales sanitarios unas comunidades a otras, que no estamos colaborando lo suficiente para atender a la población, etc. Y transmitirle al presidente del gobierno que nos tenemos que poner las pilas, dejarnos de partidismos y solucionar las cosas. ¡Estamos hablando de la salud de las personas!
Esto transmiten las quejas de los pacientes. Sobre todo las del área de oncología. Pero no son los únicos.
Esto es lo que ha puesto de manifiesto el problema. Soy médico de atención primaria y recogemos a todos estos pacientes a la espera de acudir a las consultas de los especialistas. A algunos de ellos aun los puedes manejar, mejorando su situación como sea. Pero con el paciente oncológico es tremendamente difícil porque deben recibir unos tratamientos muy especializados. Entonces lo único que puedo hacer es darles un tratamiento asintomático, o darles largas o incluso un tratamiento paliativo. Cuando en la unidad de oncología reciben un tratamiento muchas veces curativo. Por este motivo, el paciente oncológico no puede esperar tanto tiempo, ni siquiera en la lista de espera.
Como periodista, constatamos que los profesionales sanitarios no se atreven a hablar en público. Aunque cuentan su situación en privado. ¿Por qué hay miedo?
Es la vieja táctica de matar al mensajero. A muchos compañeros les advierto: “Ten cuidado con lo que dices”. Conmigo ahora, como saben que estoy hablando en nombre de una institución o de una junta directiva, admiten un poco más las criticas. Aunque también me lleguen a mí los rapapolvos.
Pero sé que el día que deje de ser presidente del colegio, a lo mejor también me llevo más tirones de la oreja de la cuenta. A los políticos les molestan enormemente las criticas. A mí también me llegan críticas, e intento solucionarlas. No resultan agradables.
Por eso decía al principio que no aconsejo trasladar todo esto a los medios de comunicación. Acabamos agotados nosotros y la población. Lo comentaba al principio, con un poco de humildad se arreglan las cosas. Para solucionar un problema lo primero que hay que hacer es reconocerlo y admitir que la sanidad pública ha pegado un bajón considerable.
Describe una situación muy idílica. Si no es por los pacientes, el tema no hubiera salido a la palestra.
Desde que comenzó la pandemia empezaron unas carencias tremendas. Unas tenían solución y otras no. Pero empezaron las criticas a todos los niveles excepto a nivel oficial.
A todas las personas que me transmitían las quejas les decía: “Escríbelas, no te estoy pidiendo que acuses a nadie, pero oficializa tu queja”.
Si hubiéramos hecho eso desde el primer momento, se hubiera puesto solución. Si las quejas son a nivel de calle, no llegan a ningún lado.
En principio la plantilla del servicio de oncología está completa, por lo que el Salud da por cerrada la crisis.
Si es así, me alegro enormemente. Sobre todo por los pacientes.
Pero no está todo resuelto, confiemos en que sea duradera esta solución. A partir de allí, vamos a ver si podemos ir solventando y completando los otros servicios, para así, entre todos, darle a la población la asistencia sanitaria que merecen. Así que enhorabuena. Pero vamos a dejar de mirarnos el ombligo e intentar mirar hacia delante.