Barbastro

Las tumbas más desconocidas del cementerio de Barbastro

El barbastrense Antonio Abarca invita a conocer las hojas del libro abierto que conforma el camposanto

Antonio Abarca frente a la iglesia de San Francisco. Foto: Ruth Zamora
Ruth Zamora
01 noviembre 2024

En estos días, una costumbre que no puede faltar pasa por la visita al cementerio, en recuerdo de nuestros seres queridos. El barbastrense Antonio Abarca frecuenta la infraestructura del Cabildo para que a su esposa, fallecida hace cinco años, no le falten flores frescas. Hace algo más de un año, en una de sus visitas, se percató de las peculiaridades de ciertas lápidas. Todas en la zona más antigua del cementerio del Cabildo, algunas con las cruces borradas, otras con información sobre barbastrenses destacados que ahí descansan.

La curiosidad derivó en documentación e investigación, que condujeron a la charla Voces del cementerio, que Abarca impartió el año pasado por estas fechas en el Museo Diocesano. La conferencia se complementó con una visita al cementerio. Ahora, un año después, recordamos con él cómo comenzó su estudio y dónde pararse para recordar quiénes fueron algunos de esos barbastrenses ilustres. Y es que, “el cementerio es un libro abierto al que no se le deben arrancar las hojas”, defiende Abarca, quien propone honrar a estos ilustres en el futuro parque del Recuerdo y la Memoria.

Lápidas profanadas

Antes de detallar algunos de los nombres sobre los que Abarca reposó su mirada, cabe mencionar un aspecto al que dedicó una parte de su conferencia. Se trata del gran número de lápidas en las que las cruces y las inscripciones de RIP fueron borradas. Antonio Abarca ha documentado estos actos, que se remontan a los prolegómenos de la Guerra Civil. “Trajeron marmolistas desde Barcelona y el Comité revolucionario los mandó rascar y transformar las cruces. Muchas son ahora rosas. Además –prosigue Abarca– cobraban a las familias el trabajo”. En este punto, cabe recordar a José María López Mainer, marmolista con negocio en el paseo del Coso, a quien José María Azpíroz, en su libro sobre la guerra en Barbastro, le atribuye estos trabajos; extremo que el estudioso barbastrense desmiente.

Nombres para recordar

En su repaso por las lápidas del cementerio de Barbastro, Antonio Abarca se detiene en un puñado de ellas. Además de nombres muy conocidos y reconocidos, como Ceferino el Pelé o Julieta Always, descubre otros como los del abogado y exdiputado en Cortes Estanislao de Antonio Garanto; o de Manuel Ricol, relojero y ciclista pionero, con récords como el de permanecer 24 horas montado en una bicicleta sin tocar suelo.

También subraya las vidas de la familia Lalanne, historia de la viticultura en el Somontano, así como la de los hermanos Gómez Padrós. “Harry y Manuel eran como la noche y el día. En la charla, quise aprovechar para resarcirme de algo que debí hacer en su momento: pedir perdón a Manuel cuando era alcalde y se le insultó gravemente durante la manifestación de ACUSO para pedir el hospital. Hizo mucho durante su mandato”, indica Abarca. 

Para finalizar, apunta otros nombres cuyas historias le llamaron la atención. Así, explica la vida de la maestra Clara Buil Artiga, quien creó una escuela particular en 1922 que fue destruida por católica por el movimiento revolucionario. También la de Adolfo Pérez Salcedo, un joven guardia civil al que pegaron un tiro en cuando iban a detener a un grupo que fabricaban bombas en 1933. O la del carpintero Rafael Ambistós, fusilado en Huesca después de la guerra y traído hasta Barbastro por su madre.

Antonio Abarca invita a descubrir sus historias estos días.

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