Este lunes la Cadena SER celebró el 50 aniversario de ‘Hora 25’ con una emisión desde el Teatro Coliseum de Madrid, por el que desfilaron protagonistas de estos años en un programa con el que muchos hemos crecido y que en el Somontano nos llegaba a través de Radio Barbastro Cadena SER.

Los locales de la calle Pablo Sahún cobijaron desde 1983 a un excelente equipo en el que estaban nombres como José Antonio Almunia, Dulce Borruel, Ramón Martí y Pepe Sánchez, y a los que fueron sumándose otros muchos, junto a un comercio dinámico y emprendedor, generador de publicidad. Entre otros, recuerdo a José Luis Barrio, Juan Manuel Fonseca, Marian González, Sergio Fernández Vizarra, Maite Cortina, Rosa González, María Ángel Pérez e Isabel Fredes.

No olvidaré nunca a Ramón Martí, un gran luchador que se sobreponía a su dura enfermedad y que desde su casa transmitía y agitaba la actualidad, con un  Pepe Sánchez que daba en aquellos tiempos sus primeros pasos. Unos y otros recibían apoyo constante de Radio Huesca, con el inolvidable Luis Garcés, con Félix Fernández Vizarra y tantos otros.

En un Somontano que vibra con iniciativas de prensa y comunicación, con el liderazgo centenario de esta Casa de El Cruzado, convivían al mismo tiempo la radio de alcance nacional y la comarcal y local, ambas tan necesarias, sostenidas por una audiencia que las necesita, por unos anunciantes que confían en su fuerza para mover sus iniciativas.

Ahora internet multiplica ecos y accesos, pero la radio grande mira a la pequeña con el afecto que se merece el periodismo local, que hacen unos profesionales que no saben de horarios y que en ocasiones tienen un trabajo poco valorado, que no sabe de cuentakilómetros. Semanas de siete días y largas jornadas, poniendo el micro a los que nadie recuerda salvo en elecciones.

Me vienen también nombres como  José Luis Brualla, José Luis Paricio, María José Martínez o Jani Ballesteros, absolutamente incansables, sin reblar ante las dificultades. No ha sido difícil encontrar a Brualla en Madrid, cubriendo lo que fuera, sirviendo a la audiencia y entiendo que sin ver apenas un duro. También una mención de honor a COPE Altoaragón de María Añaños y Ascen Lardiés. Y tantos otros colegas, forjados en la radio como Ana Cavero y en el pálpito de otros medios como Noemí Labara o Lola García.

El Altoaragón es tierra de radio, ama y convive con la radio, que está presente en tantas cabeceras de comarca y que sufre como todos los recortes y embates de la crisis. Un recuerdo a Radiocadena Española y a los Cortijo, con Emilio Fajarnés, Ángel Huguet, María Jesús Lera, Montse Carmen Morera o Elena Abón.

Ahora son tiempos complicados, con cambios de propiedad, con una gestión a veces lejana y fría, atenta sólo a los números y que ningunea a trabajadores y audiencias.

El abordaje de la España vaciada merece ayudas para unos medios de comunicación que en el medio rural luchan con denuedo para ser altavoz de los sin voz y que sostiene un tejido social de gran valor.

Ayudas sin sesgo ideológico y sin peaje, que no compren silencio, lluvia fina de encargo o titulares. No es fácil, pero hay que intentar ayudar a un esfuerzo de tantos colegas que se dejan la vida por contar, ilusionar y motivar.