Me temo que al paso que vamos tendremos que traer a esta sección, un día sí y otro también, los desatinos de Donald Trump.

Este personaje, que está convencido de que es presidente de Estados Unidos por voluntad de Dios, va a hacernos bailar al son de su música, no solo a los estadounidenses sino al mundo entero.
En el escaso mes que lleva como presidente, ya nos ha soliviantado con varias tomas de decisiones que afectan a la humanidad entera. Los aranceles, los emigrantes, los conflictos que quiere terminar sin contar con nadie que le importe y con quién sabe qué cesiones por parte de unos o de otros, como el de Ucrania.

El que sí se sabe es el de Palestina y Gaza. Especialmente este ya nos ha dicho que quiere repartir a los gazatíes por los países vecinos, sin siquiera haber solicitado que los reciban. O sea, ahí los tienen. Pero ya vislumbra un futuro parque de ocio y disfrute para millonarios excéntricos que le deparen pingües beneficios.

Con estas decisiones está claro que se cree el dueño del mundo, con derecho a decidir lo que cada país tiene que hacer, le guste o no, si no quiere caer en su punto de mira y hacerle pagar su osadía.
Ya dio muestras en su primer mandato como presidente, que la prudencia no es su fuerte, confirmándolo en la campaña electoral. Pero creo que nadie imaginamos que iba a ser la cosa tan descarada.

Lo que personalmente me admira es que tenga tantos seguidores que se han reflejado en los votos que ha tenido y que le han colocado en la Casa Blanca. ¿Será que hay tantos que piensan como él? Increíble.

Tiemblo ante las consecuencias que se pueden derivar de sus actuaciones durante los cuatro años que todavía le quedan por presidir los Estados Unidos de América, dada la velocidad con la que firma decretos, y que tendremos que aguantar todos los países porque sus caprichos son leyes, a las que no se para ni un segundo a valorar si están bien o mal, ni a quién beneficiarán o destruirán. Solo que así lo quiere, y basta.

De todas formas, si nos paramos a pensar en los gobernantes de todo el mundo, la mayoría dejan mucho que desear en cuanto a la responsabilidad que tienen de buscar el bien de todos sus gobernados. Las noticias de los informativos nos dejan cada día unas perlas de gran despotismo en la mayoría de los países. Abusos de poder y corrupción se están dando más de lo que creemos.