Hace poco más de una semana que entraron en vigor las nuevas medidas de ahorro energético que aprobó el Consejo de Ministros. Aunque está prevista su vigencia hasta noviembre de 2023, será necesario que el Congreso convalide al Decreto en las próximas semanas.
Estas medidas de ahorro energético responden a la exigencia de la Comisión Europea para que España reduzca un 7% su consumo de gas. Aunque esta es la respuesta ante la guerra de Ucrania y la posibilidad de que Rusia corte el suministro de gas a occidente, la realidad también es que existe una situación complicada en cuanto al problema climático, y que requiere de soluciones que se replanteen el uso de la energía y de sus fuentes de producción.
Aunque en septiembre se presentará otro paquete con más medidas de contingencia, las existentes son relativas a la temperatura (aire acondicionado y calefacción), al ahorro de luz o al cierre de puertas. Afectan a comercios y a edificios públicos, aunque hay algunas excepciones: peluquerías, hospitales, gimnasios, almacenes o centros educativos, entre otros.
Relativa novedad
El real decreto-ley establece que la temperatura de los establecimientos ha de estar entre los 19 y los 27 grados centígrados (en caso de trabajos sedentarios). No obstante, otro real decreto que aprobó en 1997 el gobierno de Aznar, ya fijaba que “la temperatura de los locales donde se realicen trabajos sedentarios estará comprendida entre 17 y 27 grados”.
Además, hace quince años que se aprobó el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE), que ya contemplaba el ahorro energético. Aunque establecía una temperatura de entre 21 y 25 grados, sí que se mantiene que “las condiciones de temperatura estarán referidas al mantenimiento de una humedad relativa comprendida entre el 30% y el 70%”.
“El comercio lleva tiempo aplicando las medidas, son los primeros interesados en consumir menos”
José Antonio PérezPresidente de la AESB
En cuanto a los escaparates, el actual decreto establece que la luz deberá estar apagada a partir de las 22 h. Incluye también edificios públicos que estén vacíos, pero no la iluminación de monumentos, carteles anunciadores, comercios que a esta hora de la noche continúen con su actividad, o a la luz interior de los locales, entre otros.
El 30 de septiembre es la fecha límite para que se instalen cierres automáticos en las puertas de los locales. El objetivo es evitar que puedan quedar abiertas y el consiguiente despilfarro de energía. Además, la legislación también exige que se exhiban públicamente en los locales estas medidas de ahorro energético.
¿Cómo lo ven en Barbastro?
La batalla política y la diversidad de opiniones no han cesado desde su publicación el 1 de agosto. Los hay que las tachan de excesivas y otros que las consideran insuficientes. Es el caso de Ecologistas en Acción, que demandan en nota de prensa “un plan estructural y ambicioso”.
La ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, aseguró la semana pasada en una entrevista en la radio que se mostrarían flexibles con los comercios más pequeños, que “pueden tener dificultades”. En contraposición, considera que “las grandes compañías tienen capacidad de puesta en marcha inmediata”.
DATO
7%ha de reducirse el consumo de gas en España, según exigencias de la Comisión Europea.
La opinión que transmiten, en general, los comercios de Barbastro es que la situación no ha cambiado demasiado con estas medidas. José Antonio Pérez, presidente de la Asociación Empresarios Somontano Barbastro afirma que “el comercio lleva tiempo aplicándolas, son de sentido común y ellos son los primeros interesados en gastar y consumir menos”.
Esta idea la confirman algunos de los empresarios de Barbastro. Por ejemplo, desde la Cafetería Pirineos aseguran que la legislación les parece bien y que de normal cierran la puerta al poner el aire porque no quieren llevarse “más sorpresas con la luz”. A Víctor Castillón, de Librería Castillón, también le preocupa el precio de la luz. Aunque tengan la puerta cerrada, se abre constantemente cuando entran clientes y resulta muy costoso alcanzar los grados establecidos.
En otro tipo de establecimientos, como las joyerías, el apagar la luz de los escaparates no resulta relevante. En la joyería Diamanty aseguran que, al ser bienes con un valor muy elevado, evitan de normal que queden a la vista por las noches, cuando no está abierta.
Diferentes situaciones
Sin embargo, la idiosincrasia de cada tipo de comercio y establecimiento provoca también algunas opiniones más inconformistas con la legislación. Un ejemplo son los almacenes de libros, puesto que es posible que les permitan hacer excepciones de temperaturas. Víctor Castillón está pendiente de alguna respuesta por parte del gremio.
“Apagar la luz de los escaparates puede provocarnos pérdidas de ventas”
Ana y Sole AbadíasDueñas de Lencería Abadías
Otro caso es el de las tiendas de ropa. En OVS no tienen puerta, y, de momento, no pueden cerrarla. Por lo demás, una empleada afirma que sí que notan ese grado de diferencia al ser un trabajo en el que se mueven constantemente.
En la tienda de lencería Abadías reclaman que la temperatura que fija la ley no se adecua a sus necesidades y las de sus clientes, puesto que no es cómodo probarse ropa a esas temperaturas. “El escaparate es una fuente de ventas, y apagar la luz en verano, cuando hay personas que pasean por la noche, puede provocarnos pérdidas”, defienden.