Somontano

Los establecimientos del Somontano buscan mejorar su accesibilidad sensorial

Además de las discapacidades físicas, en las que trabajan hace años, ahora se centran en las auditivas, visuales y cognitivas

Una de las reuniones sobre accesibilidad realizadas por la comarca de la mano de Izaskun Benito, Saúl Pérez y Pilar Lleyda. Foto: S.E.
Cristina Lanau Carpi Lanau Carpi
24 marzo 2025

¿Saben qué inclinación debe tener una rampa de acceso para personas con movilidad reducida? ¿O de qué manera se puede facilitar la comprensión de una visita guiada a personas con problemas de audición? Muchos establecimientos del Somontano llevan años involucrados en la materia de la accesibilidad. No obstante, siempre queda trabajo por hacer. 

Uno de los apartados del ambicioso plan de sostenibilidad turística Saborea Guara Somontano se ha centrado en esto mismo; en la accesibilidad de los recursos turísticos de la comarca. Una empresa especializada analizó 25 de ellos, tanto públicos como privados, para responder a una pregunta: ¿Cómo se encuentra el territorio en accesibilidad?

El examen no se ha quedado en la evaluación de las barreras físicas, sino que también ha puesto el foco en otros tipos de dificultades, como las visuales, auditivas y cognitivas. 

«Comprobamos lo que se intuía», avanza Izaskun Benito, responsable de las auditorías realizadas. «Está bastante resuelta la accesibilidad física, aunque con errores comunes, pero apenas existe nada en el resto», resume. Así, detalla que esos «errores comunes» pasan por aspectos como que los establecimientos cuentan con baños adaptados, pero las barras de apoyo no se encuentran bien colocadas o que la puerta se abra hacia adentro, restando espacio a la estancia.

Prioridades en la accesibilidad a los establecimientos del Somontano

Una vez completadas las evaluaciones, la auditoría incluye una serie de propuestas que se pueden desarrollar en el medio o largo plazo. «Les indicamos el orden de prioridad, 1 si se trata de acciones obligatorias, 2 si benefician a todos los usuarios y 3 si se destinan exclusivamente a personas con discapacidad», detalla Benito. Unas acciones que también se han valorado económicamente y «la mayoría tienen un coste inferior a los 500 euros», precisa. Con todo, Izaskun Benito añade que el objetivo no es «pasar de cero a cien», sino que las empresas vean «dónde están y vayan mejorando». 

Un aspecto que los establecimientos que han asistido a las auditorias agradecen. Manuel Blasco, del Grupo Enate, confiesa que en ambas bodegas ya habían realizado mejoras, precisamente, a raíz de auditorías que desde la Comarca se han organizado en años anteriores. Sobre todo, relacionadas con la accesibilidad física, «o el braille que incluimos en las botellas de vino. No obstante, la de ahora nos ha servido para centrar el foco de atención en otros ámbitos. A veces nos centramos en el trabajo diario y te olvidas porque tenemos otro tipo de demanda, pero debemos prestar atención a este colectivo porque además nos interesa llegar a ellos», explica. Algunos ejemplos de este «cambio de mirada» son, por ejemplo, la anchura de las paredes, la inclinación de la rampa o el seguimiento de las visitas guiadas.

Braille en las botellas de Enate. Foto: S.E.

Por ello, el Grupo Enate va a fijar su objetivo en pequeñas mejoras. «Por ejemplo, la web. Nuestra página no está especialmente mal, pero vamos a adaptar pequeños aspectos como, por ejemplo, los colores cromáticos. Luego también vamos a señalizar una plaza de minusválidos en los parkings en ambas bodegas (Enate y Laus). También acondicionaremos alguna rampa, los escalones y sobre todo la señalización», explica. 

No obstante, en objetivos a largo plazo, plantean realizar «una actividad destinada a estas personas. En alguna ocasión sí que hemos realizado actividades específicas como adaptar en la galería de arte algunas láminas con relieve con silicona para que ellos pudieran interpretar la pintura a través del tacto. O incluir en las visitas el tacto de las maderas de las barricas de roble para ver la forma y rugosidad. O dar a oler los aromas del vino que conservamos en botes», especifica Blasco. 

Sin embargo, algunas de estas mejoras conllevan un gasto de dinero elevado que algunos establecimientos no pueden permitirse. Un ejemplo de ello ocurre en la Hostería de Guara, donde una de las posibles mejoras pasa por dotar a la piscina de una grúa para personas con movilidad reducida. Eva Viñuales, de la Hostería, confiesa que «llevamos años cumpliendo los requisitos básicos. Pero en nuestro caso contamos con unas instalaciones muy grandes y, por ejemplo, la accesibilidad dentro de las zonas ajardinadas son palabras mayores en este momento. Ahora no la podemos acometer, pero siempre tenemos una posible solución que son las alternativas de apaño, hasta que podamos costear las definitivas», explica. 

Aun con todo, se plantean mejoras de coste medio-bajo. Por ejemplo, las relacionadas con el ámbito tecnológico, como la accesibilidad a la web para personas con problemas auditivos o visuales. «En las auditorías nos hacen reflexionar sobre otros cambios sencillos, como las sillas con reposabrazos. También el braille en los códigos QR o un servicio de WhatsApp para la atención de personas con discapacidad auditiva», explica. 

En el Trasiego también se centrarán en esta línea de trabajo. Javi Matinero considera que «estas auditorías, a pesar de que creemos que estamos sensibilizados con estos temas, nos abren los ojos y nos hacen ver que todavía queda mucho trabajo por realizar. A veces, con pequeños cambios, podemos mejorar mucho la experiencia de personas que no lo tienen tan fácil como nosotros». 

Por ello, en esta ocasión se enfocarán en mejorar el texto de la carta digital, a la que se accede con el código QR, para que las personas con menor visibilidad puedan recibir mejor la información. 

Inés Orús, del Salinar de Naval, coincide con Viñuales y Matinero. «Existen mejoras que podemos realizar con poco dinero y que ayudan mucho a algunos colectivos. Por ejemplo, las señales visuales, los pictogramas. Son sencillos de realizar y ayudan a muchas personas. Como a los niños con autismo o retraso cognitivo. Otro ejemplo, realizar de manera más sencilla y visual los folletos para su fácil comprensión», explica. 

No obstante, en este establecimiento llevan años trabajando con la accesibilidad, sobre todo por su clientela, las personas mayores. «Muchos accesos ya los teníamos arreglados, pero la visita de Izaskun Benito hizo fijarnos en aspectos en los que no nos damos cuenta», confiesa. Ahora centran su objetivo en pequeñas mejoras como la de un camino para que en las visitas guiadas puedan acceder con silla de ruedas. «No podrán hacer el recorrido circular, pero sí lineal. Y si no podemos llevar a cabo esta obra este año, la realizaremos el siguiente», añade Orús. 

El Salinar de Naval dispone de rampas para acceder a las piscinas, como se aprecia en la imagen. Foto: S.E.

¿Qué dice la normativa?

La auditora que se ha encargado de analizar los recursos en Guara Somontano explica que existe normativa que obliga a ciertas medidas. Un caso sería que una puerta de cristal lleve unas franjas de contraste suficiente para que nadie choque. Por eso, las propuestas van en la línea de otras que no se encuentran reguladas, pero que mejorarían la experiencia turística por su practicidad. En este sentido, la lista incluye acciones como que un código QR se encuentre en alto relieve o que las imágenes se acompañen de una narración descriptiva.

En el caso de las bodegas, apunta Benito, han observado las dificultades que provoca la reverberación del sonido, que dificulta el seguimiento de las explicaciones. «Proponemos el uso de kits de escucha activa, que incluyen un micrófono para el guía y unos receptores para los visitantes, unos cascos o unos lazos de inducción que se conecten a los audífonos e implantes cocleares», detalla. 

Un ámbito en el que los establecimientos donde se realizan visitas guiadas ya se encuentran trabajando. Como en el Grupo Enate o en el Salinar de Naval, donde planean solicitar los kits de escucha activa. «Siempre piensas en la discapacidad física. Sin embargo, no se piensa tanto en la visual, la auditiva o la cognitiva y existen cambios de bajo coste que se pueden hacer. A su vez, en las auditorías nos dieron pautas sobre cómo dirigirte a los grupos de distintas discapacidades. Se trata de cosas básicas y de sentido común, pero a lo mejor no todos piensan en ello. Por ejemplo, hablarle directamente a la persona que tiene la discapacidad y no a su compañero, ya que la gente tiende a dirigirse a los acompañantes como si el otro no existiera», declara Orús, del Salinar. 

Izaskun Benito recalca que el objetivo final de estas auditorías ha sido la información. Benito confiesa que se ha encontrado con gente «muy receptiva» y que se ha mostrado sorprendida porque pensaban que iban a ir con un metro para ver si cumplen ciertas normativas. «Nos vamos con la sensación de que lo que no estaba bien era por desconocimiento», indica, y «en todos los casos hay margen de mejora». Una declaración con la que concuerda Eva Viñuales: «Estas auditorias nos abren los ojos en aspectos en los que quizás como tus necesidades básicas no lo requieren, no has pensado en ellos. Se trata de una manera de refrescarnos y de ver en qué podemos mejorar». 

Las auditorías han desembocado en que 11 de los 25 recursos analizados han conseguido un distintivo que valora los pasos ya dados. Para Benito, «se nota que el Somontano lleva años trabajando en ello y existe cobertura para todos los eslabones», concluye. Manuel Blasco añade: «Debemos ir todos a una para que así los esfuerzos sirvan porque realmente somos capaces de atraer a este tipo de público como territorio y destino». 

Suscríbete aquí a nuestra nueva newsletter

Más en Somontano