Un grupo de 200 scouts alojados en el Centro de Griébal despidieron hace unos días la temporada de verano en Aínsa. De este modo, agradecían al Ayuntamiento de la villa la buena acogida y predisposición que encuentran cada año en su estancia veraniega.
Jóvenes de toda España, de entre 14 y 21 años, han estado en Griébal en la última semana veraniega. Forman parte de las más de 12.500 pernoctas en 46 grupos, llegados de España, pero también de Portugal, Bélgica o Reino Unido.
Elena Cabezas, presidenta de Scout España, destacaba que este “es el primer verano de campamentos que podemos hacer con normalidad después de la pandemia”. Y añadía que “ha sido como una brisa de aire fresco, una inyección de energía”. Cabezas también recordaba que son 35.000 scouts repartidos en unos 300 grupos en toda España.
La presidenta de Scout España definía el entorno de Griébal como “un maravillo lugar, es como acudir a un paraíso del escultismo”. “Cada participante puede aportar su granito de arenta, ayudando a reconstruir el pueblo mientras cumplimos nuestra labor de educar en valores”, explicaba.
El impacto de los Scouts en Sobrarbe
Durante el acto de agradecimiento de los Scouts a Aínsa, su alcalde, Enrique Pueyo, valoraba “el esencial papel que la Asociación Scouts de Aragón desempeño para devolver a la vida el abandonado pueblo”. De hecho, consiguieron que la Confederación Hidrográfica del Ebro les cediese su uso en 1990. “Gracias al empeño de los Scouts, este pueblo ha vuelto a la vida, ayudando a dinamizar un territorio como Sobrarbe, con muy poca densidad de población”, explicaba. Y añadía que han sabido sacarle “provecho a un enclave privilegiado”.
Según los cálculos de la Asociación Scouts de Aragón, el impacto económico de estas estancias en Griébal suponen un impacto económico en la comarca de en torno a un millón de euros. María Puente, presidenta de este colectivo y de la Fundación Griébal, indicaba que han tenido “una media diaria de 380 peronas, alcanzando las 470 en los días de más visitantes”.
Puente añadía que “todas ellas contratan actividades de turismo activo con empresas locales, consumen en los onsumen en los restaurantes, compran en los comercios, emplean el servicio de autobuses del pueblo, e incluso hay familiares que optan por alojarse en los hoteles y pasar las vacaciones mientras sus hijos están de campamento”.
Puente apuntaba que el verano 2022 ha sido un reto tras la época de la crisis sanitaria, ya que han tenido que hacer una labor intensa de llamamiento. “Estamos muy satisfechos con la aceptación y la afluencia que hemos tenido”. “Este campamento sirve entre otras cosas para que jóvenes que en próximos años serán monitores conozcan un lugar donde organizar sus actividades. Hemos visitado espacios espectaculares como el Valle de Pineta y es un placer volver siempre porque nos sentimos muy arropados”, concluía