Las dueñas y dueños de perros en Barbastro cuentan cómo es vivir en la ciudad con esta mascota. Reclaman al Ayuntamiento más espacios para poder soltar a los canes, pero son conscientes de que también es necesario más civismo y recoger las necesidades de los perros.
“Estaría bien acondicionar más zonas”
Lola tiene perros desde hace 15 años y asegura que es necesario poder acoger a los animales de las protectoras, “porque son los más necesitados”. Pasea a Tina por Las Huertas, pero reconoce que son necesarios más espacios para que los animales corran libres.
“El pipican se queda pequeño y estaría bien que la pradera de al lado la acondicionaran”, señala. También, pide a los dueños de los perros que recogan las necesidades de los animales “porque es una de las prioridades para que nos hagan caso”.
“Hace falta más civismo en los dueños”
Hace ocho años que Chus tiene a Ona, ola en catalán, porque la encontró en la calle. Reconoce que en Barbastro hay lugares para pasear a los perros, “pero hay veces que nos tenemos que ir al monte para que corran sin correa”.
Asume que hace falta “más civismo” y que los dueños sean “más correctos” con sus animales. “Hay que pensar en los demás, si no tenemos que ir con las botellas con agua y jabón. Es una falta de respeto que haya perros que hagan sus necesidades en las puertas de las casas”, añade.
“Las vallas del pipican no están cerradas”
Toñi tiene a Elio desde hace cinco meses pero antes ya tuvo otro perro. El problema de que su perro sea tan pequeño es que en los espacios de esparcimiento canino se escapa por debajo de las vallas. “No están bien cerrados y se va corriendo. A ver si se pueden mejorar porque no están bien cuidados”, indica.
Apunta que “hace falta más concienciación para recoger las necesidades de los perros”, porque incluso estas zonas están sucias. “Ya no llevo ahí a Eito porque da asco”, concluye.
“Pido más espacios para los perros”
Hace justo tres años que Fernando encontró a Laya abandonada en la carretera. Aunque suele pasearla cerca de su casa, siempre que puede intenta dar paseos más largos por los caminos de la afueras. “Cuando tengo más tiempo la llevo a esta zona de esparcimiento canino porque me gustarla soltarla y, al ser podenco, es el sitio más seguro”, indica.
Al Ayuntamiento le pide “otra zona así para poder soltarla más”, aunque entiende que es una contradicción “si la gente no recoge en la calle las necesidades de los perros”.