La psicóloga María José Gasca del Centro de Orientación Familiar estuvo en Barbastro. El COF es una Fundación interdiocesana con sede en Huesca.
¿Atiende sólo cuando existen problemas entre los miembros de la familia nuclear?
En principio atendemos todas las demandas. Problemas familiares en los que están implicados/afectados los miembros de la familia, parejas y/o matrimonios y lo que podríamos denominar problemas o dificultades personales tanto en jóvenes como en adultos.
Entre sus usuarios, ¿cuáles aparecen como los problemas más recurrentes?
Si nos centramos en la infancia las familias solicitan ayuda frente a problemas de conducta en los menores, rabietas, intolerancia a la frustración, desobediencia, problemas de adaptación, episodios de ansiedad, acoso escolar…
En la pubertad y adolescencia se demanda atención por adicción a las pantallas, inicio de consumo de alcohol y otras sustancias, falta de respeto…
Los psicólogos no se cansan de hablar de la necesidad de límites para criar a los hijos.
Los límites claros dentro del sistema familiar ayudan a establecer una convivencia mejor organizada y promueven el sentido del respeto hacia los demás y hacia uno mismo.
Tan perjudicial es no poner límites como hacerlo en exceso. Hay que buscar el equilibro entre la permisividad y el autoritarismo.
Pero, ¿dónde colocamos la barrera entre lo permitido y lo no permitido?
Todos sabemos que no es fácil acertar en la cantidad y en la forma de darle lo mejor a nuestros hijos. Requiere combinar adecuadamente la afectividad, los cuidados y las normas, teniendo como herramienta una comunicación de calidad.
En su trabajo, ¿qué le está llamando más la atención ahora mismo?
Entre las situaciones que se ven ahora más comúnmente es el “nivel altamente exigente” que parece que define el ser “buen padre” o “buena madre”. Se han asumido pautas de crianza centradas en el niño y sus necesidades.
Puede que algo no se esté haciendo bien cuando la crianza se convierte en una etapa de dudas, incertidumbres y angustias muchas veces infundadas que generan altos niveles de ansiedad. Muchas madres expresan en consulta la creencia de que algo están haciendo mal o que al menos podrían hacerlo mejor.
A los padres , ¿les falta seguridad?
El miedo es el origen de la inseguridad. El deseo de hacer lo mejor para nuestro hijo nos lleva a sentir miedo de no hacerlo bien y el resultado de esta situación lleva a actuar en base a ideas o recomendaciones de manera rígida que a veces son contradictorias (colecho, lactancia prolongada, método Estivil…), sin adaptarse a las necesidades de los hijos.
A veces leemos noticias de niños de 12 años en coma etílico o agresiones sexuales entre menores. ¿Qué está ocurriendo?
Son realidades difíciles de abordar. Es importante que los padres tengan conocimientos adecuados sobre cómo responder y reconocer en sus hijos comportamientos potencialmente dañinos.
En estos tipos de conducta intervienen factores sociales o ambientales, biológicos, familiares, económicos, emocionales o socioafectivos. Aquí volvemos a hacer hincapié en la importancia de poner límites en el proceso educativo.
Cuando tenemos en casa un niño con discapacidad física o intelectual…
El nacimiento de un hijo con discapacidad altera a la familia como unidad social de diversas maneras. Siempre implica mayores cambios. Hay que dejar a un lado el miedo al rechazo. Podríamos decir que lo más importante es ayudar a nuestro hijo a que entienda cuál es su discapacidad sin perder de vista que es una persona valiosa con proyección de futuro.
Usted tiene tres hijos, ya mayores, ¿cómo ha cambiado la sociedad?
Los cambios sociales han sido muy rápidos y profundos y no siempre estamos preparados para adaptarnos a ellos. La familia necesita un marco de referencia para guiar, orientar y educar a los hijos.
La inestabilidad e incertidumbre que genera este mundo cambiante fomenta la inseguridad y el miedo, sintiéndose los padres muchas veces sobrepasados. Este mundo actual sin duda ofrece muchas ventajas pero también muchos retos.