Hace algún tiempo vi en un cartel el anuncio de la preocupación de los responsables sociales por los muchos suicidios que se están dando, expresando que hay que poner remedio a este mal. Totalmente de acuerdo. Creo que nadie podemos imaginar el sufrimiento de la persona hasta llegar a esta decisión.

Pero por otro lado se está favoreciendo al máximo el poder abortar, bajo la excusa del derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo. No se dan cuenta que el feto que llevan en su vientre es otro cuerpo diferente al suyo que, aunque necesite de ella por el momento, luego será un cuerpo autónomo. Esa criatura es la más débil e indefensa; cualquier nacido puede escapar, defenderse ante cualquier peligro; el no nacido no; aunque quiera escapar no tiene espacio para ello.

Se favorece que las niñas de dieciséis años no necesiten la aprobación de los padres para abortar; se prohíbe la información necesaria que explique a la mujer todos los aspectos del acto que se va a realizar, incluso de las posibilidades de las ayudas que ofrecen algunas organizaciones a las que decidan seguir adelante con el embarazo.

No solo se favorece el aborto, sino que se facilita la eutanasia. Se forman comités autonómicos para asegurar que la persona que la solicita está segura de querer morir. Para mí, la muerte digna es una muerte sin dolor, un paso que todos tenemos que dar por lo que hay que evitar los dolores que algunas enfermedades conllevan. Hoy, la medicina tiene recursos como los cuidados paliativos, pero para esto no hay presupuesto. Sí lo hay para los comités que decidan a quién se le “concede” la eutanasia.

Me parece que, visto lo visto, tenemos más preocupación por las mascotas que por las personas, siendo como somos la obra más importante de la creación. Pero como dice una amiga mía “hay gente para todo”.