Barbastro

Cristian Laglera: «Más que el libro, me satisface el reencuentro de los antiguos vecinos»

El Museo Diocesano se vio abarrotado en la presentación de ‘Puy de Cinca. El pueblo que fue’. En la cita de Graus, sucedió algo similar. Hablamos con Cristian Laglera, autor del libro

Cristian Laglera
Laglera lleva inventariados todos los despoblados de la provincia de Huesca y más de 1.000 ermitas. FOTO: S.E.
Lola Gª Casanova
10 mayo 2023

Ermitas, despoblados, cruces y cruceros y, ahora, el tercer monográfico dedicado a un pueblo abandonado: Puy de Cinca. Una localidad, en las inmediaciones del embalse de El Grado, que nos toca muy de cerca. No en vano, la imagen de la virgen del Romeral de esta localidad se venera, durante unos días, en la iglesia de San Francisco de Asís de Barbastro.

¿Se esperaba la acogida que han despertado las presentaciones del libro sobre Puy de Cinca? 

Siempre sorprende. Con mi primer libro monográfico sobre Huértalos, un poblado de sólo cinco casas en la Jacetania, acudieron a la presentación 90 personas. Y con Puy de Cinca yo ya veía el caldo de cultivo, notaba que interesaba. Porque, por encima del libro, mi mayor satisfacción es proporcionar el reencuentro de la gente. 

En las presentaciones que se han organizado, tanto en Graus, como en Barbastro, se han saludado antiguos vecinos que llevaban décadas sin verse. Esto me llena verdaderamente de emoción.

Su tercer libro sobre despoblados lo dedica a Puy de Cinca, ¿por qué?

En 2004, yo tenía un todoterreno y mi tío político, Francisco Gras, me insistía en ir ahí, a Puy de Cinca. Su pueblo, un lugar que llevaba años sin visitar. Yo era muy joven y, la verdad, no me atraía nada la idea, pero accedí. Y esas horas cambiaron mi vida. El primer despoblado que visité y aún se me pone la carne de gallina. Recuerdo la emoción que sintió mi tío, sus explicaciones, las casas ahogadas en un océano de maleza. Supuso un impacto brutal y cambió mi vida. De eso hace ya 19 años.

¿Cómo ha afrontado este trabajo?

Llevo en él desde 2017 porque siempre trabajo en varios proyectos a la vez que tomo, dejo y retomo más adelante. Para este libro he recogido testimonios, se describen los edificios y se han incorporado un centenar de fotografías de cuando Puy de Cinca rebosaba vida. Creo que ha quedado un trabajo muy digno.

Y, ¿qué le ha llamado la atención de Puy de Cinca?

Que fue una población rica entre los siglos XVI y XVII. Contó con 26 casas y para hacernos una idea hubo cuatro ermitas, tres capillas en casas particulares y una iglesia de notables dimensiones dedicada a san Esteban. Pero, en el siglo pasado carecía de un acceso digno y luego el pantano lo condenó.

Despoblados, ermitas, cruces y cruceros… ¿qué le motiva?

Inventariar, ahí reside mi pasión, en dejar constancia. En describir lo que hubo para que no se pierda la memoria, para que quede patente ese modo de vida y esas épocas. Y quizá, en el futuro, a quien le interese, a quien desee investigar dispondrá de esta información. Que ahí hubo una ermita o un lugar habitado. No habrá quedado en el olvido, la memoria no se perderá.

Desde hace ya unos años estamos asistiendo a un verdadero florecimiento de temas de nuestra tierra. 

Desde luego. Y me siento afortunado por este creciente interés. Además constato que no en todos los lugares se siente ese amor y esa expectación por esas formas de vida que todavía recordamos, y que, sin embargo, se han extinguido. Pero en Huesca, sí pervive el interés. Las gentes de la provincia desean mantener ese legado. Por suerte, hemos coincidido varios autores como José Antonio Adell; Celedonio García, Francisco Martí, al que admiro mucho, o Adolfo Castán. Yo siento que continúo sus pasos.

Ha comentado que trabaja en varios proyectos a la vez. Y ahora, ¿qué le ocupa?

Uno de ellos, precisamente, lo firmaré junto a Adolfo Castán. Queremos publicar un libro uniendo nuestros archivos fotográficos. Y también las investigaciones sobre las cruces y cruceros de la comarca del Somontano que cada semana pueden leer en El Cruzado Aragonés.

 Y su editor no le aprieta.

Para nada. Existe una relación de gran confianza y complicidad de trabajo en equipo. Es mi forma de trabajar y la respeta. 

Esta faceta suya de investigador es su pasatiempo, no vive de ello. Y las vacaciones, ¿las pasa en Huesca?

Sí, en Huesca. Yo trabajo y recorrer cada una de las comarcas de la provincia es una afición que me lleva todo mi tiempo libre. Y, por supuesto, que las vacaciones las paso en Huesca. Yendo de un lugar para otro. Aprovechando lo que no puedo hacer sólo en los fines de semana. 

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