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Manolo Garrido Al levantar la vista
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Mirar a largo plazo

Manolo Garrido Al levantar la vista
10 mayo 2022

He tenido la suerte de conocer a Franca Ovadje, una economista nigeriana que lejos de establecerse en el mundo más desarrollado, ha preferido volcar en las mujeres de su país toda la ciencia y la ilusión por contribuir a su desarrollo.

Después de treinta años son miles las mujeres que han recibido de ella –y de las iniciativas que ha puesto en marcha– la educación apropiada para luchar por su proyecto personal y familiar, llegar a la universidad, crear empresas y desarrollar un proyecto de vida. “Las mujeres con educación rompen más fácilmente las cadenas de la pobreza y la discriminación” fue su principal mensaje.

Este trabajo compatible con la docencia en varios países la ha hecho merecedora del Premio Harambee 2022 a la Promoción e Igualdad de la Mujer Africana, que concede la ONGD Harambee desde hace doce años y que Ovadje recibió en Madrid el 26 de abril.

Harambee lleva en marcha 20 años y significa todos juntos, como expresión africana para acometer los retos y dificultades.

Lo primero que dijo esta mujer en sus numerosos encuentros informativos es que no se considera una activista, una reclamadora ideologizada y enrabietada de derechos.

“Veo problemas y busco soluciones”, así de sencillo, promoviendo actuaciones, buscando ayudas, sin lamentos estériles. Buscando la suma con estados y gobiernos, la premiada piensa que es clave determinar bien el problema y buscar entonces la solución adecuada, porque los recursos necesitan una buena gestión.

¿Cómo transformar el continente africano?, le pregunté. Con honradez, luchando contra la corrupción y con instituciones fuertes, que puedan hacer frente y controlar liderazgos corruptos.

“La gente es el mayor recurso”, dijo, poniendo en valor el sentido que ella ha dado a su vida: sociedades educadas, para vivir la igualdad y superar la pobreza, para que sepan mirar a largo plazo, porque muchos de mis compatriotas “sólo han aprendido a vivir al día”.

El día a día que impone la necesidad de sobrevivir en una existencia limitada tantas veces por la necesidad de contar con la aprobación del hombre para todo.

Trabaja en una sociedad donde todavía hay casos en que la mujer tiene problemas para heredar, conseguir microcréditos (porque se creen que no los devuelven), tener credibilidad en los bancos, superar los matrimonios forzados o la ablación. Ovadje lamentó esta discriminación que lleva a la pérdida de confianza y autoestima.

Por eso pide acceso universal a la educación y entiende que sólo una mujer que se valora a sí misma, que vive con igual dignidad que el hombre, “puede empoderar a sus hijos para que aspiren a la luna”.

Esta gran defensora de la enseñanza pública y de su compatibilidad con la de iniciativa social quiere poner las bases para recuperar mucho conocimiento, para que los licenciados que no vuelven a su país después de estudiar fuera lo hagan en unas condiciones que compensen.

Y ahora busca fondos para nuevos proyectos, especialmente para que crezca el número de mujeres que estudien las conocidas como STEM: ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. “Si no queremos que las mujeres se queden atrás en la cuarta revolución industrial hay que hacer algo para desmitificar estas carreras”, concluye.

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