El Ayuntamiento de Monzón ha iniciado el reparto de los dispositivos de emergencia en asfixia por atragantamiento en el CEIP. Aragón y Colegio Santa Ana. En los próximos días, se completará la dotación de los 20 kits adquiridos por el Ayuntamiento de Monzón. Además, también habrá formación gratuita para que el personal conozca su utilización, ya que puede salvar vidas.
La concejal de Educación y Cultura, Nuria Moreno ha explicado que “tras la dotación de equipos de medición de CO2 el año pasado a los centros escolares este año, hemos optado por este dispositivo, teniendo en cuenta, que la asfixia por atragantamiento es la primera causa de muerte accidental en España”.
Además, ha explicado que en estos casos de atragantamiento el tiempo de reacción es vital, ya que en los primeros 4 minutos el daño cerebral es improbable y la muerte cerebral se produce a los 10 minutos. “Este instrumento, llamado LifeVac, reúne tres mascarillas intercambiables que abarcan desde los 12 meses hasta adultos y se ha mostrado eficaz cuando han fallado las palmadas en la espalda o la maniobra Heimlich”, aclara Moreno.
Monzón, pionero en España
El alcalde de Monzón, Isaac Claver, ha añadido que “con esta pequeña inversión podemos salvar lo más preciado como es la vida, por ello se va a dotar a los centros escolares, edificios públicos y las residencias de mayores Riosol y Torrefuentes, lugares donde es posible que se den atragantamientos”. Gracias a esta iniciativa, Monzón se ha convertido en pionero en Aragón y España a la hora de dotar de estos dispositivos en el ámbito de la ciudad.
El dispositivo de succión está desarrollado para liberar una obstrucción en la vía área de la víctima cuando se ha conseguido sin éxito el protocolo estándar en caso de atragantamiento.
Los directores del Aragón, Luis Guiral, y de Santa Ana, Alberto Trullén, han agradecido al Ayuntamiento la entrega de estos dispositivos y las clases de formación gratuitas. Estos dispositivos se añaden a los desfibriladores que los centros educativos ya poseen.
En España, aproximadamente, 2.300 personas mueren cada año por atragantamiento, así que el objetivo es ofrecer tranquilidad y seguridad para salvar vidas y crear espacios más seguros. El alcalde y la concejal coinciden, por último, en “que ojalá no se tengan que utilizar nunca, pero, en estos casos, más vale prevenir que curar”.
