Barbastro

Pilar Clau Laborda: «Necesitaba escribir poesía; no tenía intención de publicarla»

Pilar Clau Laborda se encuentra en plena promoción de ‘Mujer de otoño’ (Ed. Olifante). Estudió Filología Hispánica, pero su vida se decantó por el periodismo. Ahora ejerce de profesora de Medios de comunicación en el curso de Protocolo de la Universidad de Zaragoza

Pilar Clau
Pilar Clau en la sede de la D.O. Somontano. Foto: R.Z.
Ruth Zamora
21 junio 2023

Vino de la sede de la D.O. Somontano se abre a la literatura. Una cata muy especial que, el pasado viernes, protagonizó Pilar Clau. Originaria de Laluenga, la autora compartió tertulia y vino con la periodista Eli Río y con la bloguera Rita Piedrafita para presentar su primer poemario.

¿Qué se va a encontrar quien lea las páginas de ‘Mujer de otoño’?

Se va a encontrar conmigo. Y yo creo que, igual que me ayuda mucho a mí leer poesía, puede ayudar a otros lectores. Pienso que la poesía es un encuentro con el autor, con el poeta; es mirar las palabras y esperar si llega un mensaje, un apoyo, una fuerza… Eso espero que se encuentre el lector.

La definen como una persona muy transparente. ¿Dónde lo muestra más: en la poesía o en la novela?

Más en la poesía. En la novela debes contar una historia. Los personajes tienen mucho de una, porque has tenido que experimentar primero y siempre hay parte de ti en todo. Pero la poesía soy yo. 

También suele dejar ver mucho su tierra: Laluenga, el Somontano. ¿El lector lo identificará? 

Sí, yo creo que sí. Van a ver las llanuras del Somontano, que a mí me dan la vida. El paisaje, la agricultura, los campos… Mi hermano es agricultor y, en mis escritos, siempre aparece algo defendiendo el trabajo del agricultor. Mi tierra es el Somontano, no hay otra. 

Pilar Clau, embajadora de su tierra. 

Si quieres llamarlo así… Cuando trabajaba, en comunicación, en el festival Pirineos Sur, pasaba ahí un mes. Cuando llegaba y veía todas las montañas y que me iba a ver encerrada ahí todo el mes entero, pensaba: “¡Ay, Dios mío!, ¡no sé si podré!”. Estaba acostumbrada a la llanura.

Antón Castro, en una columna, dice que no oculta la felicidad que le ha producido este libro. ¿Se encuentra en su mejor momento?

Pues es que este libro ha supuesto una sorpresa. Yo escribía poesía hacía mucho tiempo. Estos poemas, una parte, los escribí entre 2013 y 2015. Justo después de escribir las novelas, en plena promoción de la segunda, tuve un accidente de tráfico y me dio un poco de bajón. Mi marido, sin decirme nada, mandó los poemas a una editorial: Olifante, la mejor. Y le dijeron que los publicarían en 2023. Para mí, fue una sorpresa tan grande… Como había fecha, quité algunos y añadí otros para que contuviese también ese presente. 

Los llevó sin que supiera nada… ¿Qué sintió cuando supo que una editorial estaba interesada en publicar unos poemas dejados en un cajón? 

Yo escribía poesía porque era un juego, me divertía, me gustaba mucho escribir, sin más. Entre novela y novela, o al mismo tiempo que escribía las novelas, yo necesitaba escribir poesía. Pero, desde luego, no había intención de publicarla. Fue una alegría inmensa. Las novelas ya sabes más o menos si van a gustar o no van a gustar, pero la poesía es algo más íntimo y no sabes. Que diga una editorial, encima tan buena, que los va a publicar, fue una alegría muy grande.

Ha hablado de necesidad. ¿Necesita escribir poesía?

Sí, sí. Al principio, como un juego. De hecho, muchos de los poemas de Mujer de otoño son sonetos porque era un juego de rimas, como hacer sudokus. Pero luego sí que es una necesidad, un camino hacia mí misma. Me motiva a escribir, por una parte, el tratar de comprender; y, luego, el haber comprendido. De pronto has comprendido algo y tienes una necesidad de explicarlo y de escribirlo y eso solo se puede hacer con poesía.

En una columna en torno al pasado Día del Libro, contaba que se había desvelado porque se acordó que había una errata en un verso.

(Ríe) Ah, sí, es verdad. En este poemario se refleja una evolución de querer perder ese perfeccionismo que tanto daño me ha hecho. Y cuando creo que ya no lo soy, descubro una errata y me desvelo…

Esta situación le ha ayudado a decir hay una errata y no pasa nada..

Sí, a superarlo. Le dije a mi marido: “Me voy a comparar un típex y lo voy a llevar el Día del Libro. Y borraré la errata de los libros que firme”. No lo hice porque creí que ya se había resuelto. Y no, hubo unos cuantos ejemplares para ese Día del Libro con la errata, que se resolvió después, cuando ya se hizo toda la tirada.

Concluido su primer poemario, ¿se anima para que su próximo libro sea también de poemas y no una novela?

Bueno, estoy con las dos cosas. Sigo escribiendo poemas, pero ahora estoy trabajando en serio en una novela.

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