Si existe un sonido que caracteriza a la Semana Santa es el de los tambores, bombos, timbales y cornetas que marcan el paso y acompañan a los penitentes en el camino. Tras esas melodías se encuentran cientos de cofrades que ensayan durante meses para que el sonido sea perfecto y uno solo durante todas las procesiones. Y al frente de todas ellas se encuentran los representantes de las secciones de instrumentos; todos jóvenes.
La banda de instrumentos de la Hermandad del Santo Cristo de la Agonía y Nuestra Madre Dolorosa se posiciona como la más numerosa de la Semana Santa de Barbastro. Nazaret Rubio se encarga de dirigir a los alrededor de cien miembros que la componen entre tambores, bombos, timbales de maza y cornetas.
Rubio comenzó en esta cofradía porque su padre llevaba a la Virgen de los Dolores y ella, a los cuatro años, ya comenzó a procesionar. Más tarde, con nueve años comenzó en la banda y a los 15 ya ostentaba el cargo de representante. No obstante, confiesa que se considera “una más. No soy más que ninguno de los que tocamos, la única diferencia es que los organizo e intento ayudar en lo que puedo”, expresa.
Para esta representante, el principal reto de su misión se encuentra en saber las velocidades de las marchas y en enseñar a los nuevos cofrades. Aunque los desafíos no terminan allí: “En algunas procesiones lo pasamos mal porque la mayoría de los recorridos transcurren por calles estrechas y la banda es grande y a lo ancho muchas veces no cabemos. Por suerte, además de mí, de la sección nos encargamos unas ocho o diez personas”.