Sería muy fácil escribir sobre la reciente DANA, cuyas consecuencias tardarán mucho en desaparecer. También lo sería hablar de las culpas que se echan unos a otros por este desastre, como también de los casos de corrupción que se están aireando estos días y que siempre están presentes entre los políticos que intentan sacar beneficios de las miserias del contrario. Pero de esto ya se ocupan los medios de comunicación que nos alegran (o enfadan), las horas de emisión que le dedican.
Sin embargo, hay una emisora de radio que todos los días, unos minutos antes de las siete de la mañana, dedica un espacio a “una noticia que no interesa a nadie”. Quizá sea precisamente para que le prestemos más atención que pongan este nombre provocativo.
La noticia de hace unos días fue que la ONG Médicos del Mundo se retiraba de Haití porque no solo las mafias, sino también los militares, los paran cuando están atendiendo a las personas para acosarlos e interrumpir su labor humanitaria.
Según la opinión del representante de la ONG, están acostumbrados a trabajar en medio de acciones violentas, sufriendo incluso algunas muertes, pero no pueden permitir que sean precisamente las instituciones gubernamentales las que dificulten su trabajo.
Haití ha sido siempre un país muy pobre. El tsunami del 2010 lo empobreció todavía más y, aunque las ONG hacen todo lo que pueden, no parece que remonte económicamente y este círculo de pobreza se hace cada vez más grande. Y aunque el mundo se volcó en ayudarlo y durante un tiempo estuvo presente en los medios de comunicación con la idea de no olvidar el desastre, hoy ya no es tanto económico el problema, que también, ni la solidaridad internacional es la que puede ocuparse de arreglar la situación.
Si ya la pobreza ha hecho violentos a los haitianos, hoy después del asesinato del presidente del Gobierno, todavía más.
Aunque a más de uno nos haya llorado el corazón al oír la noticia, no parece que a las autoridades internacionales les importe mucho la situación de un pueblo sufriente.
Queda muy lejos de nosotros esta pequeña isla y sus problemas no afectan demasiado a nuestras vidas acomodadas. Sin embargo, hace unos años leí un libro que me impactó por la crudeza de la vida de los haitianos explicada por un misionero. Por si a alguien le pueda interesar su título es: En el púlpito de la miseria, de Joana Socías, editorial La Esfera de los libros.
Pido a Dios que tenga piedad de Haití y les envíe las personas adecuadas que les ayuden a levantarse y salir de ese profundo agujero que es la violencia y la pobreza.