La enfermera inauguró ’El arte de cuidar’ en el centro de la UNED de Barbastro, una exposición para rendir homenaje y describir la enfermería a través de conceptos como vocación, confianza, sacrificio  o dedicación

¿Qué nos encontraremos en la exposición?

Son unas imágenes que han hecho los alumnos de Diseño de la Universidad de Navarra sobre las palabras que se sacaron de una encuesta, realizada antes de la pandemia, donde preguntaban qué les sugería la palabra enfermería. Recogieron 1.600 y de esas eligieron las más repetidas y representativas que definían la profesión. Hay palabras como vocación, esfuerzo o resiliencia. Esos conceptos los han transformado en imágenes muy bonitas. Reflejan los valores de nuestra profesión. Son 16 paneles que tienen una imagen, la palabra y un texto explicativo. La propia Universidad, puso en contacto a los alumnos de Diseño con los alumnos de Enfermería para hablar sobre estos conceptos.

¿Qué estereotipos hay sobre la enfermería?

En la encuesta salieron palabras como jeringuilla, tirita o cofia. Cuando se habla de la enfermería se piensa en una persona con uniforme y una cofia en la cabeza. La realidad no es esa. Esto sirve para romper un poco esos estereotipos. Que la enfermera solo es una profesión como antes que solo hacía cosas que se le delegaban, ahora no. Ahora es una persona autónoma que tiene una parte de colaboración en equipo, pero luego hay otra de cuidados que es la propia enfermera quien la decide y quien la gestiona. Entonces, sirve para derribar ese cliché que tiene la sociedad. Hay una ciencia detrás de la profesión, no solo son técnicas.

¿Cómo están viviendo la pandemia? ¿Ahora les reconocen más su trabajo?

Nos está dejando muchas secuelas a nivel físico y mental. Hemos tenido tan de cerca la muerte, esa soledad y no saber a qué enfrentarse. Muchas compañeras están con mucho estrés psicológico. Creemos que la sociedad reconoce ahora un poco más nuestro trabajo, porque saben que hemos estado al pie del cañón, pero estamos descontentos con las instituciones. Nuestro trabajo lo hacemos con alma, corazón y vida. Todo el mundo nos aplaude, pero queremos también el reconocimiento más serio de nuestras especialidades y nuestro trabajo. Si la sociedad supiera todo lo que el profesional enfermero puede y sabe hacer, alucinaría. Reivindicamos un reconocimiento a nivel institucional y aumentar nuestras ratios. Si en Europa hay 8 enfermeras por cada mil habitantes aquí son 6.  No llegamos a todo, somos pocas. Las condiciones laborales no son buenas. Se están marchando al extranjero. 

¿Esta fuga de talento va ligada a la precariedad laboral?

Claro, así es. Tenemos unas 8.000 enfermeras en el extranjero. Les facilitan la estancia, el domicilio, cursos de idioma y les ponen con otros compañeros para adaptarse. Son países más caros, pero es que los sueldos son muy altos. Sobre todo, se valora mucho el reconocimiento social. A la hora de tomar decisiones estratégicas de salud cuentan con las enfermeras, ese reconocimiento es muy importante. La formación de las enfermeras aquí es buenísima, pero se van porque las condiciones de trabajo son mejores. Aquí lo echamos de menos. 

Con la pandemia se os ha visibilizado más, ¿en Europa se valoraba antes la profesión?

Sí. No es que se hayan ido ahora por la pandemia. Hubo un congreso internacional en Canadá de sanidad hace unos años y había representantes de casi todo el mundo. Dijo la ministra canadiense a España que siguiéramos formando así a los profesionales de la enfermería, que luego ellos los contratarían. Es decir, están muy bien formados, invertimos mucho dinero en la universidad pública y en los hospitales para formar a enfermeros. Si aquí las condiciones son malas, pues otros países se van a beneficiar de eso. Ojalá cambiaran las cosas a nivel político y de administración para que esas enfermeras les compensara volver. 

¿Cómo se recuperan de tantos golpes psicológicos?

Tenemos grupos de ayuda, hay compañeros especialistas en salud mental y con grupos de psicólogos. Están haciendo terapia porque hay mucho cansancio físico. Ha habido poca gente para sustituir. Esto se recupera mejorando las ratios de las enfermeras en los hospitales y centros de salud. Que haya más gente para poder repartir tanta carga de trabajo. Hay mucha presión asistencial y muy continuada. Cuando es una emergencia salimos todas a trabajar día y noche, pero cuando es tan largo en el tiempo se hace muy duro,  los sanitarios somos humanos y nos agotamos.