Pocos placeres hay tan culpables como leer un buen libro. Levantar la vista, ver que se ha hecho de noche y no tener ninguna intención de irte a dormir hasta que no llegue el punto final. Ni siquiera importa el madrugar. Ya lo escribía Neruda: “libro cuando te cierro, abro la vida”.

Odas aparte, la lectura es uno de los pocos buenos hábitos que polariza: te gusta o no. Igual que el deporte. Los últimos datos del Ministerio de Cultura apuntan a que nos van las letras. En los últimos doce años, el porcentaje de lectores en su tiempo libre ha aumentado en cinco puntos porcentuales. Los datos apuntan a que hoy en día 6 de cada 10 personas leemos en nuestro tiempo libre.

Si eres escéptico con la estadística, te dejo otro dato. El año 2023 marcó el máximo de facturación en el sector del libro desde que se tienen datos, según el informe de la consultora GFK. Un aumento del 4 por ciento con respecto al año anterior en parte impulsada por la inflación y, en parte, por el gusto y es que las unidades de venta se mantuvieron estables en casi 75 millones de libros impresos.

Pese a acercarse a las cifras deseadas por el sector, los desafíos permanecen. Y es que cuando uno busca “librerías” en Google y baja un par de entradas el titular es que cada vez hay menos. Desde CEGAL, la patronal de librerías de España, apuntan a la asignatura pendiente: la falta de actualización en muchos negocios.

Y no es por tirar flores o en este caso, palabras halagadoras, pero aquí, en Barbastro, lo hacemos más que bien. No solo por nuestras plumas –que las tenemos y muy buenas– sino por nuestras librerías y costumbres. Porque no solo el 23 de abril llevamos un libro debajo del brazo, piensa si no en no hacer cola un sábado en la librería. No hay mejor termómetro que ese.