La delegación diocesana de Manos Unidas ha presentado esta mañana en el Museo Diocesano de Barbastro Monzón su campaña para 2022. El proyecto al que destinarán los fondos (algo más 69.600 euros) es “Empoderamiento de la mujer tribal en 25 comunidades de Bastar (India)”.
La iniciativa, que ya está en marcha, atenderá a mujeres, niños y adolescentes de 845 familias de la comunidad indígena Gond, que viven en aldeas dispersas de cuatro municipios del distrito de Bastar. En total, calculan 1.175 beneficiarios directos y 5.534 indirectos, a través del apoyo a la economía local y a las mejoras sanitarias.
“Es una de las comunidades más afectadas por la pobreza, la enfermedad, sin protección…, caldo de cultivo para la explotación y para los movimientos extremistas violentos”, resumió la coordinadora de Manos Unidas, Genoveva Buatas, al subrayar a las mujeres y sus hijos como la población más vulnerable de este territorio.
DATO
69.613Euros es la aportación que hará la delegación de Manos Unidas para el proyecto en la India este año 2022.
El lema de la campaña
En el marco de la Campaña 63, bajo el lema Nuestra indiferencia los condena al olvido, presentó los ejes de un proyecto que desciende a cuestiones tan concretas como la compra de ganado, la puesta en marcha de fábricas de chanclas o el acceso de mujeres a créditos blandos para que “sean motor de desarrollo y crecimiento en su ámbito”.
Como explicó Asun Bardají, voluntaria de MU diocesana, “son compromisos de cercanía y generosidad” ante una realidad de desigualdad que la pandemia ha agravado. Bardaají recordó algunos datos para insistir en que el reto es alzar la voz para hacer visibles los rostros de quienes viven en una vulnerabilidad extrema:
- En 2020, casi un tercio de la población mundial no tuvo acceso a los alimentos adecuados
- En 2021, 9 de cada 10 personas de los países empobrecidos no han tenido acceso a la vacuna contra el Covid
El compromiso cuenta cada año con la generosidad de los diocesanos que en 2021 sumaron 60.455,59 euros para Manos Unidas, entre donativos de parroquias, iglesias, entidades, colegio… e incluso de actividades, con las dificultades que la situación sanitaria va causando. Lo resumió el responsable de las cuentas de la oenegé, Victoriano Parrilla, que repasó al detalle las aportaciones que el año pasado permitieron ayudar a 170 familias indígenas de once comunidades Mbya de Paraguay.
El obispo, Ángel Pérez, cerró la presentación recordando los primeros pasos de Manos Unidas hace 60 años, de la mano de mujeres seglares, que hoy siguen levantando la voz “pidiendo no para casa sino para fuera de casa”. Su labor es una “alarma”, como la de otras entidades diocesanas, que ayuda a llevar las “luces largas. Manos Unidas ve más allá. Y no hay nada que se propongan que no consigan”. Don Ángel afirmó que “la enfermedad más letal es la indiferencia” y animó a ser generosos y dejarse contagiar por una “revolución de la justicia” ante la realidad incomprensible de que haya personas que no tengan algo para llevarse a la boca. “Qué triste que tengamos que ser noticias por algo que nos avergüenza”, resumió.
El consiliario diocesano de Manos Unidas, Nacho Cardona, disculpó su asistencia pero hizo llegar la oración de Pedro Casaldáliga Manos Unidas, con la que se cerró la presentación.
La región de Bastar
El sector de la población que se atenderá en el marco del proyecto incluye a mujeres, niños y adolescentes pertenecientes a 845 familias de la comunidad tribal Gond (comunidad indígena) que viven en aldeas dispersas de 4 municipios del distrito de Bastar.
El distrito de Bastar, en el estado de Chattisgarr es la zona donde se sitúa el proyecto (25 aldeas de 4 municipios). La población tribal constituye casi el 92%. Las aldeas objetivo están conectadas únicamente por una carretera de barro. Los principales problemas de la zona son: la pobreza, los bajos índices de alfabetización, la lentitud del desarrollo, la falta de capacitación y los altos niveles de desnutrición provocados por las enfermedades contagiosas, las limitadas oportunidades de subsistencia, el alto nivel de migración (al menos un miembro en el 70% de las familias).
La pobreza, la discriminación y la explotación afectan especialmente a las mujeres: están mal alimentadas a lo largo su vida, presentan mayores tasas de mortalidad, tienen menos acceso a la atención sanitaria y están sometidas a una mayor inseguridad alimentaria en el hogar.
El proyecto
La Congregación de los Carmelitas de María Inmaculada tiene una muy buena relación con la población través de los proyectos implementados anteriormente en la zona, dónde tiene una granja, un colegio y un centro social. Ahora solicitan la colaboración de Manos Unidas para continuar con el trabajo iniciado y llevar a cabo un proyecto que consolide el fortalecimiento y la federación de los grupos de autoayuda lo que facilitará el empoderamiento de las mujeres, los niños y las adolescentes.
Con la realización del proyecto, 240 mujeres obtendrán ingresos a través de la creación de 2 pequeñas fábricas de chanclas (20), una de producción textil (10), cultivo y venta de champiñones (150), reparto de cabras (40), cerdos (20); 300 mujeres accederán a créditos blandos del gobierno y estarán formadas en la gestión de créditos y pequeños negocios; 625 mujeres estarán formadas en mejora de la nutrición y se promocionarán los huertos familiares; 865 familias accederán a los 8 campamentos sanitarios y 150 niños y mujeres embarazadas tendrán suplementos nutricionales.