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Jesús Pardina: «Puedo estar orgulloso de representar a mi ciudad en el club de mis amores»

Con alrededor de 20 años de baloncesto a sus espaldas, el barbastrense valora su trayectoria deportiva y personal en El Cruzado

Jesús Pardina, disfrutando de la victoria, en el Letra Corpórea UBB. Fotografía: Jorge Mazón García
Jorge Mazón García Mazón García
21 febrero 2025

Jesús Pardina es todo un referente del baloncesto en Barbastro, con alrededor de 20 años dedicados a un mismo deporte. Actualmente, defiende los colores del Letra Corpórea UBB y está a un paso de lograr el ascenso, un hito que escribiría una nueva página del deporte local. Muy querido en la ciudad, Pardina no solo ha brillado en la pista, sino que también ha estado ligado a la vida política y a la social de Barbastro, participando activamente en la peña FBF en pro del ocio barbastrense.

¿Quién es Jesús Pardina?

Una persona totalmente normal que quiere mucho a su familia. Soy nieto de panaderos del barrio Entremuro por lado y nieto de un camionero y una cocinera por otro. También intento trabajar por mi peña, la FBF, además de ser parte de Interpeñas y ser activo en la ciudad. Además, intento ser una persona buena y alegre, como me han inculcado desde pequeño.

¿A qué se dedica cuando no está jugando al baloncesto?

Principalmente, trabajo, como todo el mundo. Desgraciadamente, todavía no podemos vivir del baloncesto. Como cualquier persona de mi edad, a veces la vida deportiva puede ser muy absorbente y me gusta pasar mi tiempo libre con mis amigos y mi familia. Por otro lado, también me gusta mucho limpiar mi casa mientras escucho música.

Lleva toda la vida en el club, ¿qué significa para usted este equipo y esta ciudad?

Tenía un entrenador que solía decir que el baloncesto es la cosa más importante de las menos importantes. Primero estaría la salud, el dinero y el amor, y luego el baloncesto. A mí, este deporte y esta ciudad me lo han dado todo. El baloncesto ha forjado mi carácter, me ha inculcado unos valores preciosos, he conocido a mis mejores amigos y me ha dado el cariño de la gente, que es una de las cosas más bonitas que puede recibir un deportista. Puedo estar muy agradecido y orgulloso de hacer lo que me gusta y de representar a mi ciudad allá donde voy en el club de mis amores.

¿Cómo empezó su relación con el baloncesto?

Me acuerdo como si fuera ayer. Yo empecé a jugar porque me insistieron mis amigos en primero de la ESO. Nos juntábamos en el recreo y me decían que debía subir a entrenar. Casi 20 años después, aquí sigo. Se lo tengo que agradecer mucho.

¿Tiene algún ritual o manía antes de los partidos?

No especialmente. Me gusta ir afeitado y con calcetines y zapatillas blancas. Hay una frase que es “look good, feel good and play good”, que dice que si te ves bien y te sientes bien, probablemente juegues bien.

Ha estado en política con el PSOE, ¿qué le llevó a dar ese paso?

La verdad es que uno de mis sueños es poder ser alcalde de Barbastro y poder seguir representando a mi ciudad. Aún queda mucho para eso, pero es una cosa que siempre me ha ilusionado. Siempre que quieran, pueden contar conmigo. Ahí estaré para aportar mi granito de arena. En su momento, el partido se puso en contacto conmigo, me contaron el proyecto de ciudad y no me lo pensé dos veces porque era muy bonito e ilusionante, sobre todo en el área deportiva, el área donde más podía aportar. Veremos qué pasa en las próximas elecciones, pero, dejando a un lado rivalidades políticas, le quiero desear al gobierno actual mucha suerte en todo lo que haga y mucho apoyo para hacer de Barbastro una ciudad mejor, que es lo que todos queremos.

Este año pelean por el ascenso, ¿cómo se vive desde dentro esta temporada tan especial?

Se trata de las situaciones más bonitas que he vivido jugando al baloncesto. Ver a la gente ilusionada, ver las gradas llenas, ver a los niños ilusionados y que incluso te paren como si fuesen un ídolo… No diferencian entre un jugador de ACB, NBA o contigo. Desde dentro del vestuario, lo vivimos con mucho trabajo y mucho esfuerzo. El equipo está formado por gente extraordinaria a nivel humano. La labor que ha hecho el club es encomiable, todas las piezas encajan a la perfección y hemos formado una gran familia dentro del vestuario. Tenemos muchas ganas de hacer historia. Si conseguimos el ascenso, será la primera vez que Barbastro está en esta categoría. Es un objetivo muy complicado y debemos tener los pies en la tierra. Esto es deporte. Puedes ganar todos los partidos, pero si llegas al playoff y tienes dos malos días, estás fuera.

¿Cuál ha sido el momento más feliz de su carrera deportiva hasta ahora?

Por fortuna, he podido vivir muchísimos momentos felices en el baloncesto. He tenido la gran suerte de vivir dos ascensos y muchos éxitos en categorías inferiores. Si tuviese que quedarme con uno, me quedaría con el primer ascenso porque fue muy especial al estar tantos años estancados en la segunda aragonesa. Aquella vez subimos con un grupo de amigos de Barbastro. Aquella fue la primera vez y en casa, lo cual siempre lo hace mucho más especial.

¿Y el más duro?

Ha habido alguna lesión, alguna racha mala… Sin embargo, recuerdo como un momento muy duro cuando mi mejor amigo, Enrique Gómez, se lesionó el tobillo de forma muy aparatosa. Es algo que te desencaja mucho porque si ya es feo ver una lesión así de grave, imagina si le ocurre a tu mejor amigo… Afortunadamente ya está recuperado y no ha habido secuelas, pero ese momento no se te olvida.

¿Qué jugador o entrenador ha sido el más importante en su trayectoria?

Como jugador, Enrique Gómez, porque es mi mejor amigo y hemos jugado juntos durante muchos años. En cuanto a entrenadores, he tenido muchos muy grandes, algunos han sido como padres para mí, como Carlos López o Guillermo Juste; también Jonatan Muñoz, que sacó lo mejor de nosotros y nos permitió conseguir los dos ascensos. Sin embargo, si me tengo que queda con alguien, me quedo con Eva Castel. Ella fue mi primera entrenadora y es la que me enganchó a este deporte. Fue la que me transmitió los valores, la pasión y el saber disfrutar del deporte. Guardo recuerdos muy buenos de esa época. Si hoy en día estoy aquí, es en gran parte por ella.

¿Cómo ha evolucionado el club desde que empezó hasta ahora?

Ha habido mucha marcha durante estos años y hemos vivido tiempos de mucha inestabilidad. Eso no es fácil para los jugadores, y mucho menos para los niños. Si hoy en día el club goza de tan buena salud es porque, en cada momento, se ha trabajado muy duro para que esto saliese adelante. Eso merece todo el respeto y la gratitud. Hablamos de épocas en las que había tres clubes de baloncesto en una misma temporada. Gracias al esfuerzo de todos, tenemos un club puntero en todo Aragón, con una cantera fantástica y que no para de cosechar grandes resultados, ya no solo deportivos, sino humanos. Además, se están formando grandes jugadores y jugadoras de baloncesto. Ahí está el valor de verdad.

¿A qué se debe este éxito?

Al trabajo y dedicación de las personas que lo hacen posibles: la junta, patrocinadores, padres, madres, simpatizantes… A mí me gustaría hacer dos menciones especiales. La primera es Modesto Herrero. Creo que si hoy hay baloncesto en Barbastro, es gracias a él. Él lo ha dado todo como jugador, y ahora en la junta del club. Es el ejemplo que todos los jugadores de Barbastro deberíamos seguir. Para mí es la figura más importante en los últimos años. Invierte su tiempo, sus recursos personales, pone a disposición su coche… Todo, nos lo da todo. Yo, personalmente, cada victoria se la dedico a él, porque se lo merece.

La otra persona es Vicente Rueda, que lleva prácticamente toda la vida con nosotros y es una de las mejores personas que conozco. El cuidado y el mimo con el que nos trata y el trabajo es increíble, siempre está dispuesto y con una sonrisa. El amor que siente por este deporte y por este club, ya no solo por la parte del senior, sino también a nivel de cantera. Él está por la mañana, todos los fines de semana, en las concentraciones de los pequeños… en lo que sea. Es una figura a la que solo se le puede dar las gracias.

También quiero agradecer a La Crónica Deportes y a El Cruzado Aragonés la voz y la visibilidad que le dan al deporte. Me parece una barbaridad y de elogiar la gran labor que hacen. Nosotros que sabemos lo que hay y el esfuerzo que hacen, y solo se lo podemos agradecer.

¿Tiene alguna referencia o ídolo dentro o fuera del deporte?

Sin duda, mi madre. Es el espejo en el que me miro todos los días, dado que es una mujer trabajadora a más no poder, cariñosa, dulce y que siempre tiene una sonrisa. Es para mí un ejemplo en casi todo. Es el ejemplo perfecto de que por muy bien o muy mal que te vayan las cosas, uno siempre debe luchar por lo que uno quiere. Si yo soy mejor o peor persona, es gracias a ella. Ella ha dedicado su vida a ayudarme, a protegerme, a cuidarme. Es mi ídolo número uno.

Si pudiera darle un consejo al niño que empezó a jugar en Barbastro, ¿qué le diría?

Creo que tengo un consejo ya no solo para niños, sino para todo el mundo. Sea el deporte que practiquen, que nunca lo abandonen; y que la gente haga deporte. El deporte en la vida aporta muchas cosas buenas a cambio de poco. Si no te gusta un deporte, prueba otro, pero nunca lo dejes. Engancharte a un deporte, es una de las cosas más bonitas que te puede pasar en la vida. Ya no solo por la salud, sino porque, por ejemplo, yo he conocido a mis mejores amigos en el baloncesto. A eso súmale los valores y la riqueza que te aporta. Luego, para los niños que empiezan a practicar deportes de equipo, es algo que nos dijo Quique el otro día: «debemos confiar en nuestros entrenadores porque ellos quieren lo mejor para el deportista y para el equipo».

¿Cómo se imagina su vida cuando el baloncesto ya no sea el centro de su día a día?

Yo tengo la ilusión de poder seguir jugando muchos más años. Depende de mí, pero no al cien por cien. La verdad es que no me lo he querido ni plantear porque ahora mismo no lo concibo. Sé que ese día llegará, y se me hace duro pensar en ello, porque amo esta forma de vida. Me ha ayudado en los momentos malos, y solo pensar que se puede acabar, me duele un poco. Sin embargo, es ley de vida. Yo supongo que no me desvincularé del club y seguiré aportando donde pueda, y podré dedicar más tiempos a mis amigos y a desarrollar esa faceta política. Por ahí irán los tiros. Sin embargo, ahora mismo disfruto del día a día. Como dice mi abuelo: «paso corto y la vista al frente».

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