Según la ley electoral, el lunes pasado era el último día en el que se podían publicar resultados de encuestas electorales. Sin ánimo de incumplir la ley, El Cruzado Aragonés ha querido sondear a un grupo de escolares sobre su “intención de voto”.
Aunque aún les falten unos años para poder ejercer este derecho, los menores tienen sus propias ideas. No todos tienen claro quién es el alcalde actual; siquiera qué hace un alcalde. Y este sondeo carece de cualquier validez, dado un muestreo al azar que solo ha buscado distender la recta final de campaña.
La imagen y la cercanía
Entre los más pequeños (1º, 2º de Primaria), elegir un candidato entre los nueve que se presentan es fácil: la vecina, la prima de mi madre o mi tío. Los escolares, ante un montón de fotos de gente, escogen a quien les resulta más familiar. Una enseñanza quizá exportable: los candidatos empapelan la ciudad con sus caras y se pasean más que nunca estos días para darse a conocer. “La elijo porque es chica y por la foto”, dice Paula (6 años). “El primero de arriba a la izquierda, porque está en buen lugar”, indica Joaquín (6 años) sobre las fotos mostradas. “Es mi vecina”, dicen Valentina y Ana (7,8 años); “Elijo a esta porque es la prima de mamá”, añade Marcos (7 años). Enrique (8 años) añade un nuevo argumento: “A Torres, que se apellida como un futbolista que manda las pelotas a la luna”.
Entre otros, más mayores (6º de Primaria), el abanico de criterios crece. Eso sí, sigue primando la cercanía: “Votaría a este porque es el único que conozco”, responde más de uno; y varias chicas tienen amistad con la hija de otro candidato, lo que les lleva a elegir a este. “A Fernando porque sale en el paso del Nazareno conmigo”, añade otra alumna.
“Elijo a Daniel Gracia porque tiene buena pinta de cumplir”, aporta otro alumno de esta aula, en un argumento parecido a este otro: “La imagen me transmite más confianza”. También hay quienes se comienzan a interesar por los mensajes y un par de ellos eligen a la candidata de Vox, Ana Barón “porque he visto videos y estoy de acuerdo con lo que dice”. Y unos cuantos optan por repetir alcalde: “Me ha gustado lo que ha hecho; ha estado muy bien. “Siento que si vuelve a salir va a hacer un mejor trabajo de lo que ha hecho”, expresan.
En este grupo del colegio San Vicente de Paúl, casi nadie desconoce quién es el alcalde y no dudan en nombrar a Fernando Torres. No así entre los pequeños. Algunos lo identifican por la foto. Joaquín afirma no saber quién es el alcalde, “pero sí el primer alcalde, el de las barbas que sale en el escudo”, reflexiona al ver la foto el candidato del PAR.
Otro asunto distinto es conocer la labor de un alcalde. La mayoría de nuestros encuestados del primer ciclo de Primaria ignoran su labor. Alguno, como Daniel (7 años), afirma que “está en el Ayuntamiento, quieto” y que también “arregla farolas, vallas y señales”. De hecho, repite cuando se le pregunta qué le pediría al alcalde que “arregle las señales rotas”. Izel (8 años) se suma al carro de reparador: “Arregla cosas”, indica. Adrián (8 años) añade que “arregla problemas” y Joaquín piensa que la principal tarea de un alcalde es “ordenar a los policías lo que tienen que hacer”.
En un rango de edad más alto, entre los alumnos de 6º de Primaria, algunos se quedan en blanco sobre la pregunta. Unos cuantos creen que el alcalde “aprueba y elabora leyes”; otros que “da conferencias y piensa cómo mejorar Barbastro”; “se ocupa de mantener Barbastro”, añade otro alumno; “mandar a los concejales y hacer leyes”, aporta uno más.
Las peticiones
Preguntar a alguien qué pediría al alcalde equivale a frotar la lámpara del genio. Paula (6 años) le pediría que “los niños pudieran hacer lo que quisieran en el cole” e Izel que “la gente esté feliz”. Pero estas respuestas no quitan para que sean conscientes de algunas necesidades, incluso entre estos pequeños. Adrián (8 años) quiere ver terminado el parque del Recuerdo y la Memoria. Mirando hacia ahí, apunta que quiere “el parque, el de al lado del cementerio, parece otro cementerio”. Una zona en la que está proyectado una pista de skate park, petición casi unánime para los alumnos de 6º de San Vicente. Joaquín añade que querría “un circuito de bicis de montaña, como el de Pozán”.
Otro tema que preocupa también a los pequeños es el campo de fútbol. “Está un poco roto, lleva muchos años”, dice Izel, cuyo hermano juega al fútbol. Y ya puestos “que pongan un campo de fútbol más grande”, aportan los mayores, “y la pista de atletismo”, añade una más.
Y la limpieza. Las peticiones por una ciudad más limpia también han ocupado un lugar en el podio de peticiones. “Más servicio de limpieza en la calle”; “que mantenga Barbastro más limpio”. Pero también hay otros deseos: “Le pediría que si dicen que van a hacer algo que lo hagan”, “que sea más firme”.
Hasta aquí la percepción de aquellos que todavía no pueden votar. Como nos ha dicho Daniel (7 años): “Elegiría a un chico, pero ahora no, cuando tenga 18 años elegiré”. Toda una apelación al voto para los mayores de edad.
Más mayores, iguales preocupaciones
Un poco más mayores, nos encontramos con Chusé Cancer, Nacho Carilla, Marcelo Mata, Izan Sin, Álex Ariño y Acher Campillo en el pabellón polideportivo. A estos jóvenes estudiantes de Educación Secundaria de Barbastro les gusta el fútbol y la política, menos. Sin embargo, reconocen a todos los candidatos a la Alcaldía. De entre todos, los más populares son el actual alcalde, Fernando Torres; el candidato socialista, Daniel Gracia y la representante de Vox, Ana Barón.
Estos chavales lo tienen claro: “un alcalde debe trabajar para que el pueblo vaya bien”, afirman casi al unísono. Y esto pasa por ejemplo por “favorecer los negocios y las empresas”, como señaló Cancer. Aunque el tema estrella, el asunto que concitó toda la atención: el campo de fútbol. Todos ellos señalaron que este tema debía ser una prioridad. “La Unión Deportiva no puede jugar en Segunda en estas condiciones. Y, yo creo que le quitará votos a Torres”, indicó uno. Otro sin embargo matizaba que, aunque importante, “igual hay mucha gente a la que el fútbol no le interesa tanto”.
Del campo de fútbol pasaron a hablar del estado de las infraestructuras deportivas de la ciudad para decirlo en una palabra les dieron un suspenso. “Faltan espacios para jugar al fútbol, canchas de baloncesto de uso público. Incluso de voley. Un grupo de amigos y aficionados al voley se reúne en un campo de tierra, pero es que no hay dónde ir…”, explican.
Cuando les preguntamos por la Casa de la Juventud, ellos no acuden a las actividades que preparan, ni utilizan las instalaciones. Algunos de ellos, nos comenta que “hace tiempo sí nos dejamos caer por ahí. Pero los futbolines no se encontraban en buen estado y los ordenadores siempre estaban ocupados. Parece que hay gente que vive ahí. Sentimos que no había sitio para nosotros”. Por lo que respecta al parque de la Memoria y el pump track alguno se sorprende: “¿Ahí va un parque?, no lo sabía”. Alguno cuestiona la construcción del pump truck: “Ahora mismo existe poca afición, aunque si se hace, seguro que crecerá”.