Roberto Perna, de Barbastro, se ha llevado el bote del concurso Atrápame si puedes que llevaba más de dos años esperando dueño. Un premio muy mediático y cuya repercusión le ha sorprendido por la cantidad de gente que le para y le da la enhorabuena.
Durante el concurso declaró que, si ganaba, se compraría una moto, se iría de viaje y también mencionó la necesidad de cambiar de casa. ¿Sigue todo en pie?
Sí, y quiero aclarar que la moto será una escúter de 750 cc. Muchos amigos, al oírme en televisión, se han pensado que me iba a convertir en un motero vestido de cuero negro y melena al viento. Y me lo van preguntando.
Nada de eso y además, antes de comprar una moto nueva, venderé la que tengo.
Respecto al viaje, ya está pensado y hemos decidido, con mis hijos, que nos iremos a Italia.
¿Pasó muchos nervios?
No. Me da más vergüenza que me hagan una foto que la televisión porque en el plató no ves las cámaras. Además, el ambiente con los compañeros y el equipo fue extraordinario. En la televisión te cuidan mucho.
¿Por qué acudió a un concurso de televisión?
Me empujaron mis hijos. Los concursos son programas que me gustan y suelo acertar bastante.
Escribí a Atrápame si puedes para participar en mayo de 2022 y me llamaron en enero de 2024. Ni me acordaba. Cuando me desplacé a Zaragoza a grabar el 1 de febrero sólo lo sabía mi hijo pequeño.
Y tuvo que mantener el secreto de su triunfo hasta la emisión.
Lo firmas por contrato. Cuando gané llamé a mis hijos y les pregunté que dónde querían ir de vacaciones. Pero había que ser prudente, permanecer callado y no estropear el programa.
Para quien no lo sepa, no se trata de una emisión en directo.
Se graban los cinco programas en un único día, que fue el 1 de febrero. Yo acudí con el fin de disfrutar y de pasar un buen rato y si caían los 200 euros por llegar a la escalera final, mejor. En absoluto pensaba llevarme el bote.
De hecho, hace muchos años, en 2005, también participé en Números locos, un concurso que se preparaba en Barcelona y presentaba Carlos Sobera para Antena 3. Ahí también me llevé un buen pellizco. Para mí, acudir a estos concursos son experiencias.
Enhorabuena, dos concursos… dicen que no hay dos sin tres.
Eso dicen. Yo no descarto intentarlo una vez más. Aunque hay que saber bien dónde te metes. A Pasapalabra, no, seguro. Saber y ganar me produce bastante respeto, pero voy acertando. No descarto volver a animarme.
Me llamó la atención el buen ambiente que se ofrecía del concurso.
Extraordinario. Al principio, cuando grabas los dos primeros programas te sientes más tenso porque no conoces a tus compañeros. Sin embargo, tras la pausa para el café, ya todo fluye con más facilidad.
Y, ¡muy importante!, invito a los de la provincia de Huesca a participar porque me dijeron del programa que, de esta provincia, falta gente.
¿Qué le llamó más la atención?
Comenzamos a grabar a las 8 de la mañana y pasé mucho frío al principio. Otro tema es dónde colocas las manos. No sabes dónde meterlas y la regidora nos hacía señas diciendo: “así, no”. Aunque repito, el ambiente que viví fue sensacional.
Pero el presentador se tomó su tiempo para confirmarle la respuesta: Lucena. A mí se me hizo eterno. ¿Y a usted?
Yo sólo estaba pensando en municipios de Córdoba y no me acordaba de ningún otro. Sólo de Lucena. Ahora, por supuesto, aparecen más. La gente me para por la calle y me dice: “¡Pero hombre: Pozoblanco, Puente Genil, Montilla… Que sí, ahora en frío resulta todo más sencillo. Pero en aquellos instantes mi mente, absolutamente en blanco, sólo hacía que intentar recordar localidades cordobesas y era imposible. No salía de Lucena.
En los pocos metros que hemos caminado juntos le han parado dos veces.
Me ha sorprendido una barbaridad la repercusión. Recuerdo una anécdota que ocurrió en Zaragoza. La semana en la cual se emitía el concurso, regresamos a la televisión autonómica porque nos hicieron una entrevista a todos los concursantes. Y juntos nos fuimos a tomar algo. Hubo personas que nos reconocieron, nos preguntaron que cómo iba a acabar el concurso y nos pidieron fotos…