Ana María Ágreda, habló el pasado viernes en Barbastro de Los mantos de la Virgen del Pilar. Arte y devoción, dentro de los actos organizados por la Cofradía de la Virgen del Pilar de Barbastro por esta festividad.
Los mantos de la Virgen del Pilar, ¿la expresión de la devoción convertida en arte?
Sí, desde luego. En mi conferencia hablé del arte al servicio de la devoción, que es importantísima.
¿De dónde surge la tradición de vestir la Virgen del Pilar?
Eso planteo. En realidad, hay quien dice que las imágenes se han vestido desde los inicios del cristianismo. Incluso desde el Edicto de Milán del año 313. En el caso de la Virgen, posiblemente date de época gótica, cuando la devoción de María experimenta un notable auge.
¿Cómo vestirlas? La idea del manto podría venir del simbolismo de que los fieles se acogen bajo el manto de María. Posiblemente, también haya un punto profano. Y así, la forma del manto va en relación con las modas femeninas. Por ejemplo, la saya, cuando se divide en dos partes, el cuerpo y la falda, esta con los verdugados adquieren esa forma troncopiramidal que tiene el manto. Así, se mezcla la devoción con la necesidad de engalanar a la Virgen y en el cómo, se juntan la parte simbólica con la indumentaria que se toma como modelo.
¿Se conoce de dónde nació la tradición de donar mantos?
En el caso del Pilar, la noticia más antigua data de 1312, descubierta por Ester Casorrán, técnico de los archivos y bibliotecas capitulares de Zaragoza. Así que sabemos que a principios del siglo XIV ya se está donando: a veces dinero, otras una prenda de vestir para que, a partir de ella, se realice el manto.
Si ya a comienzos del XIV tenemos donaciones es que la tradición es previa. Posiblemente del XIII, que coincide con el momento del gótico y el auge de la devoción a María.
¿Continúa esta tradición? ¿Qué debe hacer alguien si quiere donar?
Sí, persiste. En este momento hay unos 500 en el Pilar, y luego las cofradías e iglesias repartidas por todo el mundo donde hay devoción a la Virgen tienen sus mantos. Así que la nómina es mayor y sigue en aumento, pues se sigue donando. Si se quiere donar, hay que ponerse en contacto, en Zaragoza, con el Cabildo; aquí, con la cofradía.
La Virgen del Pilar en Zaragoza atesora la colección más numerosa.
Unos 500, y de valor artístico distinto, que es lo que varía; permanece la devoción. También en los mantos más modernos, desde el siglo XVIII y del XIX, que son los que conservamos. De los anteriores solo hay registro documental.
¿Los mantos del Pilar son los tejidos artísticos más antiguos que conservan?
Sí. Uno de 1822 que regaló un bordador (él lo borda y lo dona a la Virgen) es excelente. Hablamos de tejidos en cuyo tisaje ya se encuentra hebra metálica: oro o plata sobredora, lo que llamaban hilo de oro. Y el bordado es de gran calidad. Otro, de 1908, realizado en una fábrica valenciana y que coincide con la Exposición Hispano-francesa, está bordado con sedas, de calidad excepcional. Hay piezas de una calidad muy interesante desde el punto de vista artístico. Es una tradición que ha dado lugar a expresiones artísticas notorias.
Los colores de los mantos siguen una simbología, ligada a la liturgia, ¿verdad?
Eso es. Lo lógico es que tengan los colores litúrgicos, además del azul, dedicado a la Virgen. Los colores cambian en función del día. También los motivos representados, normalmente bordados en el manto, se relacionan con la Virgen: el anagrama de María, rosas o lirios, símbolos de pureza de la Virgen. Algunos poseen simbología más compleja. A ellos se añaden otros motivos, como los escudos de la familia, una frase, la Salve o fragmentos de una oración, invocación o acción de gracias.
¿Se observa evolución en el tipo de tejidos?
Sí, se ve perfectamente. En los más antiguos, y artísticos, prevalecen tejidos muy pesados, brocados, terciopelo… Cuando llegamos al siglo XVIII, hay tejidos más ligeros, con hilo metálico o el tisú, un tejido muy rico.
¿Qué amenazas acechan a los tejidos?
La humedad es muy perjudicial. También el plegado. Hay que dejarlos sin arrugas, que no se rocen entre ellos porque el roce puede hacer que se pierdan los hilos metálicos. Hay que intentar preservarlos en una zona donde estén extendidos, bien forrada, limpia y acondicionada y colocarlos con tejido de hilo o algodón para que protejan las labores.
¿Alguna anécdota que desveló en la charla?
Los encargados de vestir a la Virgen dicen que nunca se ha conocido que el Pilar tenga polvo en su rostro ni en su figura; el polvo lo recogen los mantos. Aramburu de la Cruz también cuenta que, en 1646, un ladrón en el camarín de la Virgen intenta robarle las joyas del manto y la corona, pero la Virgen lo impide: no puede robarle la corona porque no quiere dejar de ser la Reina de los Cielos.