Fernando Allué ha vivido muchos años en Madrid vinculado al diseño y a galerías de arte. Decidió regresar a su Tormillo natal. En estos momentos está presente en redes sociales con su marca sreswinter y colabora, además de en Cope Alto Aragón, con Ernesto Cancer.

Ya está aquí el verano, ¿qué debe primar en nuestro armario?

De cara a esta estación el patrón a seguir se centra en tejidos naturales como algodón, seda y, sobre todo, lino. Quizá, en esta época en la que salimos más, todavía se respeta el código de día y noche. Unas reglas que, por otra parte, se están perdiendo.

Ahora impera el todo vale. 

Y ese “todo vale” no significa una relajación de las formas. Se trata de una moda y llevar zapatillas de deporte en todo momento no implica que me despreocupe de la moda sino que las llevo porque, precisamente, lo dicta la moda. 

Le van a responder que las zapatillas resultan más cómodas que los zapatos.

No tiene que ser necesariamente así. Las zapatillas de marca salen más baratas que los zapatos de marca. Por tanto, la gente opta por vestir y llevar marcas, como símbolo de elegancia. Han sustituido el estilo por las marcas. Y en la calle todo resulta bastante anodino y aburrido. 

Y como da igual e ignoramos la corrección en el vestir observamos atrocidades como… 

Ir a la toma de posesión de tu acta de concejal con pantalón corto o vaqueros rotos. Hombres en bermudas llevando el palio el día del Corpus Christi. En general, en actos religiosos, tanto en mujeres como en hombres, no se respeta el protocolo. 

La forma de vivir se refleja en la forma de vestir. En las últimas décadas del pasado siglo, en los años 60, 70, 80 se seguían unas reglas y una tradición. Cuando éramos pequeños existía una ropa de mudar. ¿Ahora?, en absoluto. Ni siquiera los jóvenes saben cómo deben ir vestidos a una entrevista de trabajo. En las familias se ha perdido la transmisión. Es más, observo una verdadera ruptura en aras del “todo vale”.

La ropa de deporte sirve para correr, ir al bar, a la compra…

La proliferación de la ropa deportiva en toda ocasión la considero muy desafortunada. 

¿Cree que el “todo vale” pasará?

Desde mi punto de vista se trata de un asunto mucho más profundo. Antes, los cambios sociales y su reflejo en la moda provenían de una evolución. Se sustentaban en una tradición. En nuestro caso la tradición mediterránea de base cristiana. Guste o no, venimos de ahí. 

Sin embargo, en estos momentos, se ha roto la tradición. Los españoles le hemos dado la espalda, ya no queremos trasmitirla. Por ello, en estos momentos asistimos al nacimiento de una nueva sociedad globalizada, más homogénea, más uniforme y, también, posiblemente más manipulable. 

De ahí que, en una graduación de bachillerato, todos los chicos jóvenes vistan traje con zapatillas deportivas blancas. Todos iguales. ¡Hasta los trajes obedecen al mismo patronaje! Antes, en las calles, se observaba mucha más diversidad de estilos.

Ha dicho que los españoles han renunciado a la tradición, ¿y en otros países?

No. Basta con mirar cómo se arreglan los anglosajones. Te podrá gustar o no, pero no han perdido las formas. ¿Cómo visten en Estados Unidos en un entierro? De negro, por supuesto.

La etiqueta y el protocolo, ¿para qué sirven? 

La etiqueta y el protocolo te ayudan a no pensar, a ir correcto siempre e igualan a las personas. Para mí: lo mejor que se ha inventado.

Defina el buen gusto. 

Con el buen gusto entramos en un tema subjetivo. No obstante, el ojo se educa. Se puede aprender a vestir bien viendo y, muy importante, conociéndote. Las personas estilosas se conocen a sí mismas y se sitúan por encima de las modas. 

Una reflexión: ¿Para qué sirve seguir a una influencer de moda y ver sus consejos si no lo adaptas a tu día a día? Y un consejo, si viajas a Madrid, pasea por la calle Serrano y luego entra en Primark a ver qué encuentras.

Estamos en verano y en tiempo de festivales.

Cada evento conlleva unas normas. El Festival del Vino se trata de un acto social de tarde-noche. Me encantaba el ambiente de los primeros años en los que el público comprendió bien que se trataba de un evento social de tarde-noche. 

Habrá que ir fresquito, pero ni en pantalón corto, ni vaqueros que dan mucho calor. Con polo o camisa los hombres. Y fundamental, la alpargata. Y para un festival en la naturaleza, como el SoNna, buscar comodidad sin caer en lo vulgar.