José Luis, Pepe para los amigos, presidente de los fantasmas barbastrinos, acaba de convocar la segunda convención aragonesa de fantasmas, aquí, en su ciudad, que para eso es la que más solera tiene de la comarca y él el más aclamado por la defensa de los intereses y derechos de los fantasmas aragoneses. La primera fue todo un éxito, razón por la cual debe preparar con detenimiento los asuntos a tratar; debe tomar el pulso a sus adversarios, que los tiene, por si quieren aprovechar la circunstancia para acabar con él, indiscutible líder carismático hasta ahora; debe anticiparse, incluso, a los movimientos internos de sus fieles, por si son tentados a cambiarse de bando y, en fin, debe dejarlo todo atado y bien atado no vaya a ser que, por querer abarcar más, se quede sin su puesto conseguido a fuerza de marrullerías, puñaladas traperas y conspiraciones varias.
José Luis sigue en la brecha porque ha conseguido que el centro de su localidad siga siendo el que más fantasmas alberga de la zona, aprovechando la desidia y abandono de muchos inmuebles vacíos o ruinosos. Bajo su dirección, los edificios han seguido siendo tomados por ellos, a pesar de que las elecciones municipales trajeron un cambio de mandatarios. Cierto es que hubo algún movimiento en los comienzos de la legislatura y que se llegaron a derribar varios edificios, que dejaron a algunos fantasmas a la intemperie, si bien, José Luis se encargó de recolocarlos en un santiamén. En todo caso, aquello duró poco y nada se construyó en los solares resultantes de los derribos, que se llenaron de hierbajos y deshechos varios y fueron aprovechados como zonas de esparcimiento fantasmal, por iniciativa, también, de José Luis. Luego, la pandemia ha sido una buena excusa para que, hoy igual que ayer, nadie se haya preocupado de elaborar o de exigir un plan integral para recuperar el casco antiguo de la incuria y dejadez en que se encuentra. Y José Luis ha sabido sacar tajada de las debilidades de la autoridad competente y se ha apuntado el tanto dejando caer entre los suyos que ha usado sus trucos fantasmales para someter la voluntad de los insignes munícipes.
Esta vez ha elegido él la sede del congreso, un desafío a la autoridad total porque va a celebrarlo en el edificio noble del antiguo Cuartel Militar, tapiado desde hace tiempo. Se dijo, salió a bombo y platillo en toda la prensa, que en los terrenos del cuartel se construirán bloques de viviendas y no está muy claro qué se hará con este precioso edificio, aunque parece que la idea romántica y bella de destinarlo a museo o a espacio público relacionado con la actividad militar está descartada. Ha oído José Luis, que para eso puede meterse en cualquier parte y oír sin ser visto, que no todos en la ciudad están de acuerdo con esta iniciativa, mientras el centro urbano se va a pique. Pero casi nadie lo expresa a voz en grito, más bien como a hurtadillas, “a escuchetes”, en pequeños corrillos. Y la prensa no es independiente de verdad, eso era antes, piensa José Luis y piensa bien porque mientras los Ayuntamientos, Diputaciones, Comarcas y demás organismos públicos la sufraguen como anunciantes, poca crítica dura habrá por ese lado. Así que José Luis tiene claro que el centro va a seguir deteriorándose cada día más y él y el resto de los fantasmas que han elegido este lugar para vivir podrán sentirse a sus anchas, cómodos y sus moradas a salvo de la piqueta.
José Luis ha puesto a Barbastro en el mapa de los fantasmas y, de paso, a Aragón y eso nadie se lo puede negar ya y tiene que sacarle jugo. Empieza a preparar el orden del día. Pocos puntos. Lectura del acta anterior; aprobación del presupuesto; justificación, rápida, de la falta de actividades en estos últimos años, lo de todos, la pandemia; asuntos de trámite y la propuesta estrella: proyecto para establecer aquí un resort de lujo para fantasmas, con actividades relacionadas con el mundo del vino, distintas en cada estación. Tendrá que dirigir con mano dura, como siempre. Nada de dejar que se extiendan en consideraciones peregrinas para lucirse algunos o para desbaratar sus planes, otros. Eso sí, ha desechado su teléfono móvil, lo ha reventado en mil pedazos, es ahora un fantasma sin móvil. Quiere evitar ser espiado y que sus planes sean conocidos antes de hora. No le va a ocurrir como a los políticos de carne y hueso de este país, que han hecho la risa, una vez más. Está eufórico, no ha dejado nada al azar, piensa. Está convencido de que el proyecto saldrá adelante y esta vez sí, si juega bien sus cartas, habrá dado un paso crucial en su carrera política y no tardará en ser aclamado como Presidente de todo Aragón para toda la eternidad.