Hablamos con Mª Pilar Bescós en la jornada del 40º aniversario de la Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural del Alto Aragón (Afammer). Mª Pilar Bescós nació en Labata (cerca de Casbas, en La Hoya de Huesca) y se casó en Peraltilla donde pronto cumplirá 50 años de residente. Le gustan los animales, de hecho “mi casa parece un pequeño zoológico. Con una gran variedad de animales domésticos: cabras, ovejas, gansos… Y de las ovejas me sigo encargando yo. Y ese amor por los bichos lo comparte también mi nieta”, afirma.
Además, esta afición y este cariño también lo trasladó a su trabajo como ganadera. “Muchas noches las pasaba en la granja. Cogía el coche y allá que me iba a cuidar de los animales. Sobre todo, cuando a las cerdas les tocaba parir porque se trata de un momento muy delicado para las crías. Mi marido no lo entendía, pero a mí me hacía feliz. Él algunas veces me acompañaba aunque en más de una ocasión se quedó dormido”.
No obstante, cuenta que en la actualidad moverse de noche sola por los caminos rurales y por el pueblo le produce respeto y una cierta inquietud. “Ahora no es inusual ver gente ir de un lado a otro. Me refiero a personas que no conoces, que no sabes a qué se dedican. Esto viene ocurriendo desde hace unos años y esta circunstancia ha mermado la sensación de seguridad y de vida tranquila que siempre ha acompañado a la convivencia en los pueblos pequeños”.
Otro tema de vital importancia para el futuro del medio rural llega de la mano de la conciliación. De cómo llegar a todo. En un municipio como Peraltilla, la ayuda de los vecinos, y sobre todo, de la familia supone un pilar fundamental. “Cuando no hay tienda, ni escuela criar a los hijos se puede convertir en un desafío”.
En el campo, a estas mujeres les ha tocado hacer de todo y todo lo han desempeñado. En cuanto al trabajo específico como ganaderas y agricultoras ellas lo viven con una tremenda normalidad. Quizá porque lo vienen desempeñando desde hace décadas a pesar de no constar como titulares en las explotaciones. Sólo en algunas tareas muy concretas se necesita más fuerza de la que puede disponer una mujer. “Se pide ayuda y ya está porque este es un trabajo como otro cualquiera”.