Si existe un sonido que caracteriza a la Semana Santa es el de los tambores, bombos, timbales y cornetas que marcan el paso y acompañan a los penitentes en el camino. Tras esas melodías se encuentran cientos de cofrades que ensayan durante meses para que el sonido sea perfecto y uno solo durante todas las procesiones. Y al frente de todas ellas se encuentran los representantes de las secciones de instrumentos; todos jóvenes.
La Cofradía de San José, en este momento, se trata de la que menos componentes tiene en su banda: 15 personas distribuidas entre tambores y bombos. No obstante, cuentan con una media de edad bastante joven. De hecho, su representante, Alberto Planes, tiene tan solo 21 años. Su arraigo a esta cofradía llega por herencia familiar y cuando comenzó a formar parte de ella “era tan pequeño que ni me acuerdo”.
La banda se creó en 2014 de la mano de Luis Planes, su padre. Por lo que su hijo, Alberto, formó parte de ella desde sus inicios, junto a sus primos y amigos. Precisamente, muchos de esos miembros son los que actualmente continúan en ella. Así lo corrobora el representante: “Todos en la banda somos amigos, tanto dentro como fuera de ella. Además, llevamos tantos años juntos que se ha convertido en una rutina en la que no hay debates porque sabemos cómo funcionamos. No obstante, buscamos nuevos miembros constantemente”, explica.
Estos amigos ensayan los fines de semana en el patio del colegio Alto Aragón y este año han recibido con los brazos abiertos a tres nuevos miembros. Planes, con este cargo, se siente «realizado. Además, forma parte de una tradición familiar que comenzó con mi padre. Me gusta ver el esfuerzo común y también enseñar a los niños pequeños a tocar el tambor y ver cómo aprenden y disfrutan”.