Para llegar a 27 minutos de metraje hay que recorrer un árido camino de horas de grabaciones y posproducción. Trabajo en tiempo lectivo y fuera de él. Y muchas jornadas, con el apoyo del profesorado que también ha invertido horas extras para que Mil y pico quintos refresque la memoria de los barbastrenses. En concreto, de la vida en el antiguo cuartel General Ricardos.
Así se titula el documental que firman los alumnos del segundo año del grado de Realización de Proyectos Audiovisuales y Espectáculos del instituto Martínez Vargas Barbastro. En él, Natalia Gómez, Lucía Bueno, Pablo Marcelo, Daniel Buil, Andrés Serentill, Iker Magrí, Cecilia Buil e Izan Rodal recuperan el testimonio de personas vinculadas al acuartelamiento General Ricardos. Los recuerdos de Antonio Latorre, Manuel Vilas o Blanca Galindo, entre otros, se entrelazan con imágenes de archivo. En total, 27 minutos de historia reciente que sirven para presentar el trabajo más complejo de estos estudiantes.
Debían ceñir la grabación a Barbastro ya que no cabían desplazamientos. Dudaron entre el cuartel o el Monasterio de las Capuchinas. “Buscábamos un tema conocido y que pudiéramos contar con diversos testimonios”, afirman. Como cicerone, Ángel Huguet, “con él realizamos la primera entrevista. Nos aportó mucha información y nos abrió varios caminos. También Luis Alfonso Arcarazo supuso una gran ayuda”. A priori, estos estudiantes conocían “poco o casi nada” de la vida del Cuartel General Ricardos. “Hemos hablado con soldados, con vecinos y, en resumen, hemos aprendido que daba mucha vida a Barbastro. Con más de 1.000 reclutas que vivían y consumían en la ciudad”.
Por otro lado, se recoge la polémica de su derribo y el cuestionamiento “de una obligación militar que dejó de tener sentido en el siglo XXI”, afirman.
El grupo comenzó el trabajo a finales del pasado curso, pero no ha sido hasta ahora cuando lo presentaron al público. Satisfechos con sus expectativas afirman que quizá, el aprendizaje más importante sea el de trabajar en equipo. “Formamos un grupo pequeño y, a veces, basta con una mirada para saber qué opina el compañero”.