En febrero, de nuevo, la Campaña de Manos Unidas que nos dice este año que ¡compartir es nuestra mayor riqueza! Su Campaña logra visibilizar a aquellos a quienes la humanidad trata de ignorar o silenciar. Los invisibles: los que viven sin pan, sin techo, sin rostro, sin educación, sin voz… son precisamente estos a quienes, con dedicación y amor, las voluntarias de Manos Unidas quieren que sean visibles, escuchados y esperanzados. Su labor callada pero decidida denuncia la injusta distribución de la riqueza en un mundo marcado por la desigualdad, el derroche y la exclusión social.

Lo más valioso que podemos compartir es aquello que realmente puede transformar vidas y comunidades. Manos Unidas lo entendió así desde sus inicios y sembraron las semillas de lo que hoy es una de las campañas solidarias más emblemáticas en nuestro país. Su Campaña nos llama a no mirar hacia otro lado frente a las injusticias que golpean a los más vulnerables, y nos recuerda que la generosidad no solo beneficia a quienes reciben, sino que especialmente transforma a quienes dan. El amor y la solidaridad nos hacen más humanos.

Este año su Campaña se centra en Bolivia, país con grandes desafíos sociales y económicos. El proyecto quiere mejorar la seguridad alimentaria en la comunidad de Montegrande, beneficiando directamente a 80 familias, unas 300 personas, con dificultades en su producción agrícola porque no es ni diversificada ni rentable para cubrir sus necesidades alimenticias básicas. Por ello, el proyecto se enfoca en la gestión sostenible de los recursos naturales, especialmente el suelo y el agua, para mejorar la producción agrícola.

El objetivo es recaudar 86.732 euros. Desde el criterio del Evangelio, Manos Unidas continúa un camino de justicia y de esperanza. Así actuaba Jesús, llevando la Buena Noticia a los pobres, dando libertad a los cautivos, sanando a los ciegos y liberando a los oprimidos.

Ahora es nuestro compromiso el que hace posible que muchas vidas, a menudo invisibles, encuentren un rayo de esperanza.