Barbastro

Vueling prohíbe volar a una barbastrense por la batería de su silla de ruedas eléctrica

La joven ha pedido explicaciones a la aerolínea, quien todavía no ha respondido tras varios días del suceso

La joven barbastrense, Ainhoa Barón, en su viaje a Ámsterdam. FOTO: S.E.
Cristina Lanau Carpi
16 febrero 2023

Ainhoa Barón, una barbastrense de 23 años, viajó la última semana de enero a Ámsterdam con su novio. La joven sufre una discapacidad debido a una enfermedad neurológica que padece, por lo que para recorrer distancias largas se desplaza en silla de ruedas eléctrica. 

El vuelo de ida y vuelta lo tenían contratado con la misma aerolínea, Vueling. Antes de emprender el viaje, contactaron con la compañía para informarse sobre la gestión que debían realizar para viajar con una silla de ruedas.Tras hablar con la aerolínea vía telefónica, la pareja le proporcionó todos los datos que estos les pidieron sobre la silla. 

Tras comprobar los datos, Vueling les confirmó que no existía ningún tipo de problema y les indicó los pasos que debían seguir una vez que llegaran al aeropuerto. Finalmente volaron sin ningún problema, con la batería de la silla en la cabina del avión. 

Viaje de vuelta a España; comienza la pesadilla

Pero los problemas para esta pareja comenzaron con el viaje de vuelta a España. Una vez que se encontraban ubicados en sus asientos del avión de vuelta, se les acercó la despachadora de vuelos y les hizo varias preguntas acerca de la batería de la silla. 

Para evitar cualquier tipo de problema, le dieron la batería de la silla y quedaron a la espera de una respuesta. Al cabo de unos minutos la misma trabajadora volvió y les dijo que tenían que abandonar el avión. Por lo que la pareja de Ainhoa decide hablar con el comandante para averiguar qué está pasando. 

El problema: la batería de la silla de ruedas podía explotar

El comandante les explicó que según el reglamento de Vueling, la aerolínea solo puede transportar 300 Wh en una sola batería o 160Wh en dos baterías (320Wh). Y la batería de la silla eléctrica de la barbastrense es de 480Wh. Por lo que el problema residía en que la batería podía explotar. Tanto las azafatas, como el comandante, se disculparon en reiteradas ocasiones.

“Cuando les contamos que al contactar con la compañía para dar los datos de la silla, nos dijeron que no había ningún tipo de problema, volvieron a disculparse y a asegurarnos que inmediatamente iban a ponerse en contacto con la compañía para que nos reubicaran en otro vuelo con otra compañía que pudiera volar con esa potencia (480Wh)”, explica Barón. 

Finalmente una de las auxiliares de tierra hizo de enlace con Vueling para poder ayudarles, “nosotros en ningún momento pudimos contactar personalmente con la compañía”, añade. 

Tras cuatro horas en el aeropuerto intentando obtener una solución, los reubicaron en un vuelo para el sábado 28 de enero con la misma compañía, Vueling, pero a un destino diferente, Alicante. 

Por lo que al día siguiente tuvieron que contratar un taxi por sus propios medios, ya que el vuelo en el que los reubicaron salía más pronto que el primer transporte habilitado por la compañía hacia el aeropuerto. 

Finalmente, ¿hogar, dulce hogar?

El primer vuelo Amsterdam-Barcelona, transcurrió con normalidad, como el vuelo de ida. Tras una escala de casi cinco horas en Barcelona, por poco se repite la misma pesadilla: en el vuelo de Barcelona-Alicante casi no les dejan embarcar.

En ese momento, hablaron con el comandante y este les explicó el problema con la batería. “Tras contarle la odisea que vivimos en el viaje por necesitar la silla de ruedas, nos dejó embarcar”, explica. Y tras casi 24 horas después, consiguieron llegar a su destino. 

“Hemos puesto una reclamación a Vueling ya que queremos saber por qué un día no podemos viajar y al otro sí. Esta ha sido su respuesta, tras explicar todo lo sucedido y reclamar los gastos económicos ocasionados por dicha circunstancia”. 

Captura de pantalla de la respuesta de Vueling. FOTO: S.E.

Sin respuesta por parte de Vueling

La compañía recompensó económica a la pareja por las molestias con una cuantía que permitía cubrir los gastos del taxi e incluso más. Pero realmente Barón no busca la compensación económica, sino una explicación sobre por qué la obligaron a dejar el avión. “Nos dieron 500€ para evitar darnos una respuesta”, añade.

Actualmente la pareja sigue a la espera de una respuesta oficial por parte de la compañía sobre la gestión que se realizó. “Solo quiero una explicación. Necesito saber por qué un día existía riesgo de que la batería explotara (sintiendo además que era mi culpa) y al otro día no había ningún problema. ¿O es que al final le dieron menos importancia”, confiesa la barbastrense. 

Además, “sigo a la espera de que me explican por qué se gestiono así el incidente. La única respuesta que he recibido por su parte ha sido, literalmente: No podemos darte una respuesta porque ni nosotros mismos sabemos qué pasó. Y esta simple frase la hemos conseguido tras muchas llamadas, discusiones, y poder hablar con un superior”, concluye.

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